Extracto.
El poder es un aspecto relevante en la supervivencia frente al desorden en el cual está sumido el país. Hace falta una redefinición fundamental sobre la manera del cómo se siente, se piensa y se recrea la gobernanza en lo individual y desde el propio Gobierno. La narrativa de un futuro frugal e innovador para país requiere un poder de naturaleza integradora. Es el reconocimiento de la importancia del capital social y del empoderamiento como aspectos relevantes de una estrategia que incluya la perspectiva institucional del problema que vive el país. Existe una dimensión microeconómica e institucional en la crisis. La superación de las dificultades no es un asunto circunscrito únicamente a los equilibrios fiscales, monetarios y de pagos externos.
La naturaleza del poder y el desorden socioeconómico.
El entorno de nuestro país es un medio de mucho antagonismo, desconfianza, polarización y poca cohesión social de la gente. Enfrentamos una ruptura en el modo de vivir que requiere estrategias para encausar ese conjunto conflictivo de intereses antagónicos y particulares en función de fines superiores desde la familia, las organizaciones y del propio gobierno. Es recrear un contexto en el cual las metas de la gente y del gobierno vayan convergiendo hasta que sean tendencialmente las mismas. Estas expresiones guardan relación con la ética, con los valores y con la visión compartida de un proyecto, en la organización o en vida misma. Es una responsabilidad social de todos la exploración de las condiciones ambientales que pudieran afectar la adhesión social necesaria de la gente en la consecución de sus metas, misión y propósitos, es el modo de asegurar una auténtica transición.
Se puede apreciar en la sociedad venezolana, en el gobierno, en las organizaciones, en las empresas y hasta en las familias, la ausencia de una respuesta ante los problemas que nos acucian, falta de cohesión, caos, pérdida de confianza, desasosiego, postración, entre otros. Es una condición situacional más allá de las propias circunstancias materiales y económicas. Nuestra situación no es la de un país con limitaciones materiales, es de otro tipo de carencias que recrea un contexto similar a la de países con severas restricciones en la dotación de recursos materiales.
Estamos frente a un problema que no es solo económico, es esencialmente institucional normativo y tiene que ver con las formas de poder, cualquiera que sea la acepción que le endilguemos.
La hegemonía del poder destructivo y la debilidad del poder productivo bajo el caos socioeconómico.
Para 1989 se publicó un libro de Keneeth E. Boulding sobre las formas que reviste el poder, cito:
“…dividimos el poder en varias categorías principales desde el punto de vista de sus consecuencias: El poder destructivo, el poder productivo y el poder integrador. El poder destructivo es el poder de destruir las cosas.,…,.El poder productivo se encuentra en la capacidad de crear.[1]
Nuestro país es una muestra de la preponderancia del poder destructivo, existe una retórica cargada de amenazas, palabras fuertes, en los cuales participan casi todos sin exclusión, con la presencia dominante del Gobierno. Es una manera de actuar cuyo recurso más importante es el poder destructivo de la amenaza, cuya fuente deriva de la capacidad de destruir y afectar al adversario en las cosas que valora.
“Las armas transmiten,…, la ilusión de poder,…,pero las personas desarmadas probablemente tienen mas esperanzas de vida que las personas armadas.” [2]
El poder sigue es un asunto de preferencias, unos prefieren la paz, el sosiego y vivir en limitaciones y hay otros arriesgan su paz, su sosiego y vivir sin limitaciones, sean estas materiales, éticas o espirituales. En nuestro país la gente “ruda” tiene mayor éxito que en otros lugares porque hay un algo de naturaleza retórica y machista que rinde culto a valores centrados en epopeyas históricas que privilegian lo guerrero sobre la ciudadanía. No importan los resultados, ni la firmeza, se puede estar hoy en una acera y mañana al frente. Poder productivo es algo cuya existencia es bien limitada en nuestro país, hay regulaciones de toda naturaleza orientadas hacia el control desde la vida personal, la organizacional y hasta la social, es decir de sometimiento destructivo.
Del poder destructivo al integrador.
Inflación, escasez y racionamiento son las expresiones de las restricciones al poder productivo de la gente. Racionamiento cambiario, controles de precios y regulaciones con incentivos perversos confinan el poder productivo de las organizaciones. Desde una perspectiva institucional, la ausencia de independencia y autonomía de los poderes públicos, se constituyen en frenos para una adecuada gobernanza como fuentes del poder productivo del Estado y del capital social.
Una transición socioeconómica necesita la liberación material de la escasez, la inflación y el racionamiento y la evaluación previa de impacto sobre el mercado de cualquier regulación. Es una tarea de Estado adoptar un esquema de análisis de impacto sobre el mercado para corregir sus fallos, sin males públicos. Si el poder permite por la vía de regulaciones compensar los fallos del mercado, la única forma de limitar los males públicos, derivados de la acción gubernamental, es la existencia de contrapesos de poder: poderes e instituciones públicas autónomas e independientes y alternabilidad del poder ejecutivo y legislativo, por la vía electoral
El poder integrador en la superación del desorden socioeconómico.
Una nación que va al encuentro de un mundo mejor requiere más poder integrador:
“El poder integrador lleva en si la capacidad de construir organizaciones, de formar familias, de inspirar lealtad, de unir a la gente, de crear legitimidad” [3]
El poder integrador es la antítesis del poder fundado en la lucha de clases que caracteriza el proyecto marxista-leninista en sus variantes socialistas y populistas. El poder bajo el marxismo-leninista, tiene una naturaleza bien lejana del poder integrador, porque está a medio camino del destructivo y el productivo, de allí que los países que han adoptado esa ideología como patrón de gobierno, a la larga terminan en el desastre económico, no puede haber éxito sociopolítico en un país inspirado en la idea de la lucha de clases por muy buenas intenciones que tenga un proyecto social, es el camino de los estados fallidos o forajidos. Una nación se construye con todos, no con luchas fratricidas de los unos contra los otros. Utilizamos en esta nota la categoría “marxista-leninista” porque el marxismo en su variante analítica [4] hace mucho tiempo abandonó el principio de la lucha de clases, retomó el respeto a la propiedad privada y adoptó como principio la formulación de política económica a través del mercado y no de su supresión, es la transición que le ha permitido a China los logros económicos de los últimos treinta años, es el éxito que probablemente le conduzca a la democracia tarde o temprano.
Se está en la vía del poder integrador cuando una sociedad se ocupa más por crear y propagar el bien y menos en prevenir y curar los males sociales. El poder integrador surge cuando se extinguen las patologías del poder personal y cuando una manera de pensar enfocada en impedir el mal da lugar a otra fundada en fomentar el bien.
El consenso en sí mismo se hace vacío cuando se cree que la búsqueda de la verdad es una empresa sin fin, cuando se abandona esa búsqueda y se elige hacer arreglos para decidir a priori algo como verdadero sin validación, es cuando la sociedad se adentra en una racionalidad fundada en la demagogia y el populismo con los cuales se consolida la opción del desastre. La idea de una sociedad innovadora y frugal necesita espacio para el poder integrador que se deriva del capital social y el empoderamiento [5] y el empoderamiento. En una Nación donde la confianza tiene un lugar privilegiado el poder integrador lleva consigo la búsqueda consciente de cambios en los deseos y las preferencias de las personas.
Enlace para la lectura de la II parte
Audio: Ir a descargar
Notas.
[1] Kenneth E. Boulding, Three Faces of Power, (Newbury Park, California: Sage Publications, 1989). Páginas 28-30.
[2] Ibídem. “Los intentos de crear una fuerza con la amenaza producen con frecuencia debilidad integradora. La debilidad integradora es la capacidad de perder amigos (aliados) y enemistarse con las personas.” Páginas 164-165
[3] Ibídem.
[4] Marxismo analítico, marxismo claro
[5] “el capital social con un pegamento social y algo que juega un papel crítico en la habilidad de la gente para cooperar en aras del beneficio común.”. Putnam, r.; Goss, K. Introduction. In: r. Putnam, democracies in flux: the evolution of social capital in contemporary society. New york, oxford university press. 2002.
Un comentario sobre “El poder integrador como superación del desorden socioeconómico en Venezuela (I parte)”