Los rastros del futuro entre nosotros. Una mirada de Venezuela en el contexto mundial

El entorno prospectivo del mundo

La acción humana, en su propia escala, ha acelerado el orden espontáneo de la naturaleza. Tener tan cerca el pasado y tan incierto el futuro es una condición que remite, a la gente y a quienes poseen capacidades para influir en ella, a la exploración de explicaciones a partir de teorías y experiencias de un pasado cuyo contexto de validez es en absoluto diferente al de hoy. Esa búsqueda promueve acciones que lejos de resolver problemas los agrava, porque recrea en las masas la desconfianza y el sentimiento amargo de que otros son los culpables de su desdicha. Este modo de actuar alienta en cada uno la detestación hacia los demás, contra las instituciones, frente a la política. En ese imaginario nadie escapa a la sospecha de ser conspirador de supuestos proyectos ideológicos que ya no existen.

El pasado como problema nos endosa costos en el presente que se suman a la certeza del momento que privilegia el logro inmediato ante un futuro indeterminado, esta realidad es histórica en la conducta humana. Como la opinión se gesta en instantes y la razón en tiempo reflexivo, las intensas emociones que existen en los medios sociales generan un desequilibrio que favorece la opinión sobre el razonamiento basado en hechos. Esto conduce a dudar de la facultad de la ciencia para encontrar soluciones ante las dificultades. Hay una sobrecarga informativa que excede y aturde a la capacidad limitada de procesamiento del individuo.

La persona se ve abrumada por una cantidad excesiva de mensajes, lo que agrava los efectos negativos de la tergiversación voluntaria o interesada de la realidad. A pesar de comprender las graves consecuencias de las decisiones pasadas, la tentación de actuar de modo precipitado suele prevalecer sobre cualquier consideración del futuro, ampliando la brecha entre el pensamiento a corto y a largo plazo. La paradoja en un mundo sistémico y entrelazado es que los procesos políticos y los derivados del mercado van con retraso detrás de la dinámica social. Esto compromete la democracia cuando prevalecen formas autoritarias de gobernanza, que encierran en sí mismo a países con poder e influencia sobre el destino mundial.

La manipulación del temor de la gente a lo desconocido es un recurso utilizado por el autoritario con la finalidad de perpetuarse en el poder. Es un fenómeno que se intensifica con la adición mediática. Esto ha dado lugar a un estilo de gobernanza que mantiene a la gente atrapada en sus miedos sin capacidad para la acción razonada. El tiempo de los acontecimientos se ha adelantado al de la reflexión política.

Sin embargo, la trama civilizatoria es sistémica, ninguna nación escapa a los eventos cruciales que acontecen en cualquier parte del planeta, de modo que estamos en presencia de un mundo interconectado. Los temas del ambiente, de las comunicaciones, de la economía, de la salud, de la protesta en las calles son incontrolables y afectan a todos. Detrás del conflicto hay una mayoría silenciosa, imposible de escapar de las penurias a las que se enfrenta.

Desde hace más de ochenta años ni siquiera las superpotencias han podido alzarse con una victoria clara en todos los conflictos armados y tampoco las sanciones y exclusiones han permitido alcanzar los logros esperados. En estas situaciones, han sido los más vulnerables quienes asumen los costos. Las transiciones bajo polarización y conflicto hacia la democracia son ruinosas e imperfectas.

Hay tres cuestiones que siguen dominando la escena de los problemas globales. Primero, la lucha entre los que desean una mejor representación de sus intereses y quienes buscan una participación directa en el gobierno. Segundo, la cuestión de cómo se gestiona el dinero y la información en relación con el uso de la energía y los materiales, que repercute en la economía, el medioambiente y la sociedad, es un dilema, ya que toda acción humana tiene un impacto irreversible, es la naturaleza. Tercero, el conflicto entre las circunstancias sociales y la singularidad de cada persona.

¿Qué nos depara la economía global?

Desde el año 2022, siguen presentes los sesgos del conocimiento y los acontecimientos incomprensibles. Su detección y corrección son más complejas, porque están relacionadas con el estado de ánimo, el momento, las creencias y los impulsos. Esto crea una volatilidad cuyo impacto es incierta y sorpresiva.

En el futuro próximo, será inevitable un reajuste mundial. Es la consecuencia de la fragilidad de la logística de distribución global, de la presión geopolítica y del avance de tecnologías como la inteligencia artificial, la impresión 3D, la robotización y el 5G. Son las fuentes del desasosiego global que cada uno reproduce en su singularidad con una demanda superior de igualdad expresada más allá del saber convencional de la economía y de la política.

Para este año en curso, podríamos esperar que el mundo continúe la recuperación de la crisis sanitaria sin demasiadas secuelas. Que la inflación sea transitoria, que las cadenas de suministro superen las interrupciones. Sin embargo, las expectativas están comprometidas por la invasión rusa a Ucrania y por el ascenso del autoritarismo en la gobernanza como su propagación en China.

La exploración del futuro

Nos encontramos bajo la amenaza del acoso masivo que se gesta en las redes sin el rigor de la razón desde el simplismo lógico de las ideologías, las creencias y las tesis conspirativas. América Latina y África pueden quedar a las orillas de la civilización.

La resistencia a la revisión y renovación de la relación entre las preferencias individuales y las colectivas ha dejado al mundo occidental en rezago frente China, Japón, Corea del Sur o Tailandia. En América Latina, la situación es peor porque existe una cultura de masas moldeada por influencias ideológicas, que ha cambiado la forma de pensar y actuar de las personas.

Asistimos a una bifurcación civilizatoria que se expresa en la aparición de tres sucesos: la disrupción tecnológica, la crisis de la democracia occidental y el riesgo climático. Es esencial un conocimiento profundo de la biología medioambiental. Esto incluye comprender las interacciones de los organismos vivos con su entorno, y su impacto en el mundo natural. También es necesario un conocimiento del comportamiento humano. Esto incluye la comprensión de cómo toman decisiones los individuos y las sociedades, y sus implicaciones económicas. Además, la física termodinámica es necesaria para comprender la transferencia de energía entre los organismos vivos y su entorno.

La creencia de que los recursos naturales son ilimitados y de que solo se consideran como objeto de interés los que tienen una disponibilidad limitada ha sido un error. Porque ha dejado fuera el poder civilizador de la economía y la necesidad de establecer un compromiso con la naturaleza de la cual somos parte. Las cosas poseen un valor que trasciende a la rareza, a su utilidad y a las preferencias de cada uno. Nos viene bien recordar a Wilde (1998), en su reconocida obra: El Retrato de Dorian Gray, cuando refiere que “Hoy en día la gente conoce el precio de todas las cosas y el valor de ninguna…” (P.74).

El excedente económico se recrea sobre la base de intercambios de energía, dinero, información y materia. Se abundó mucho en los aspectos mercantiles, entre lo que se demanda y lo que se ofrece, y se dejaron de lado sus consecuencias. Porque las señales del mercado se expresan en precios desde percepciones instantáneas, sin considerar los costos sociales, ambientales y políticos que solo se hacen visibles en el futuro.

No es posible trasplantar la certeza del modo de hacer ciencia en otras disciplinas a la economía, las cosas no piensan, la gente sí. Menos, transferir las técnicas de la ingeniería por mucho que se desee. En la vida en sociedad, igual que en la salud, rigen principios dinámicos de autorregulación, es falsa la noción de la robustez en las ciencias naturales y las sociales, cuando se cree que mejoran por la vía de predicciones, controles y fortalecimiento “resiliente”. La superación de los males se hace desde la “antifragilidad” ante las desventuras o la adversidad. Tal y como lo refiere Taleb (2012), “la antifragilidad es la capacidad para adaptarse y mejorar…” (cap. I). Es una categoría desarrollada por el citado autor en la que hace referencia a los sistemas que aumentan en capacidad, flexibilidad o robustez como consecuencia de errores, defectos, ataques, o fracasos.

La disrupción tecnológica ha dado lugar a un desajuste entre la velocidad, diversidad y precariedad de la vida cotidiana y la inmediatez con la que la gente espera que se resuelvan los problemas. Este contexto facilita la relativización de la verdad y la distorsión deliberada de la realidad. La comprensión de los conflictos requiere de tiempo y energía que hacen difícil la reflexión necesaria para el entendimiento y explicación de sucesos con impactos cruciales. La crisis política ha destruido la confianza entre todos, la cual a su vez es la condición necesaria para el sostenimiento de la vida en sociedad, esta crisis concede libertades a pocos y destruye la de muchos, es la mayor amenaza para la convivencia. Mientras más profundicemos la armonía con la naturaleza y con nuestra propia ecología humana, mejor nos irá, es la fuerza inmanente de la democracia que permite la superación del peligro autoritario.

Estamos en un mundo diferente al pasado más allá de la recreación voluntaria de incertidumbre. Sin embargo, a pesar de la falta de recursos, es posible extraer fuerzas de la adversidad. Tener una narrativa con sentido es el factor clave para sacar el máximo partido de las circunstancias difíciles y vivir una vida digna. Se trata de una “esperanza objetiva”, la cual definimos como una calma activa, paciente y perseverante, fundada en los hechos y en la consciencia de una actuación benevolente hacia lo que uno encuentra a su alrededor. Las acciones corresponden al momento y a la existencia de una visión positiva, retadora y posible de un futuro con sentido de propósito.

La evaluación de escenarios, nada tiene que ver con predicciones y profecías, forma parte de la caja de herramientas y estrategias para mejorar la calidad de las decisiones desde el presente, con lo que se posee y se puede controlar. Es usual confundir la prospectiva con predicciones, cuando se trata del despliegue de competencias con la finalidad de crear más opciones reversibles en el futuro, explorando las oportunidades que ofrece la contrariedad existencial.

La detección causal y la contrastación de las relaciones entre variables, necesita información. Pero, en su gran mayoría, los modelos arrojan errores de predicción que los hacen inútiles como máquinas “adivinatorias”, y son más grandes cuando más se necesitan explicaciones consistentes. La existencia económica está sujeta a procesos que no son determinísticos y son producto de una secuencia compleja de sucesos tanto predecibles como aleatorios.

En la disciplina económica, las mejoras reales son producto de ensayo y error frente a la adversidad más que de esos intentos de suspender las anomalías sin comprenderlas. Cada acción humana, por muy perfecta que sea, deja secuelas cuya absorción total de daños no es posible. En esta nueva manera de pensar en la economía es importante un ejercicio de humildad, pues no estamos solos, uno no es uno si no existen los demás.

¿Cuáles serían los signos de un sentido prospectivo de esperanza global?

Un escenario de estanflación es más plausible que nunca. Lo deseable y posible en sentido prospectivo está sujeto al logro de los siguientes objetivos:

  1. Salvaguardar el poder adquisitivo sin reducir la competitividad ni alimentar la inflación
  2. Limitar los aumentos en los precios de las materias primas y la energía, pero no ralentizar los incentivos para la transición ecológica.
  3. Luchar contra la inflación, no debería conducir a una crisis de deuda. Porque son sin duda las inversiones en la transición ecológica las que sufrirían.
  4. Es necesaria una redefinición del equilibrio entre la gobernanza pública y la acción de las empresas que puedan limitar las desigualdades, la exclusión social y las injusticias.
  5. Hay que participar en la lucha contra el cambio climático, la degradación ambiental y la biodiversidad. Se trata de evolucionar hacia un modelo de asociación, fundado en el compromiso de las organizaciones con la transición energética y ecológica.

La democracia deliberativa y sus obstáculos en países con fragilidad institucional

América Latina ha experimentado ciclos de democracia a lo largo de su historia, pero todavía no uno permanente. Es un proceso salpicado por oleadas con pasajes autoritarios de variada violencia. Un lugar con diversos grados de cultura donde sobrevive el populismo, el militarismo y la corrupción. Es un sistema que se alimenta y recrea en la miseria y la desigualdad.

En nuestro país, se ha perpetuado durante mucho tiempo una clase política que compartía la renta petrolera en connivencia con aliados de ocasión. Las elecciones se asemejaban a una disputa entre amigos, que se reconciliaban muy con rapidez, a espaldas de las masas, sumidas en la pobreza. Es la antesala de la demolición institucional y moral de la nación que se inicia en 1998. Desde entonces, el poder consolidó un control sobre el Estado que concluye con en una democracia limitada, en un entorno de inestabilidad económica, moral y social.

Hoy en día desde los medios se expresa el descontento, la ira y la frustración, que agravan la crisis de los partidos políticos. Los factores democráticos están alcanzando récords de fragmentación jamás vistos. La imagen de la democracia no se ve reforzada por los intentos de formar coaliciones entre grupos que se ven a sí mismos como adversarios. La rápida ruptura de los pactos políticos que tardan tanto en negociarse pone en peligro la capacidad de organizar y alimenta el disgusto de los votantes. Sin embargo, hay razones para pensar que las cosas se pueden hacer de forma diferente y tener éxito

La iniciativa empresarial se considera un modo de acción que facilita a los espacios de colaboración añadir valor. De esta manera, ayuda a las pequeñas y medianas empresas en sus propuestas, a través de la idea de «hacer más y mejor con menos». Esto quiere decir aprovechar los recursos que se tienen de una manera estratégica, como un principio del enfoque de Innovación frugal. Así lo refiere su autor, Radjou (2014). “Identificando posibilidades de reducción de costos y de aumento a lo largo de la cadena de valor…” (p.48-52).

La prospectiva de la esperanza

Mientras se desanda el camino para las soluciones permanentes y globales, la sociedad civil deberá crear contrapesos frente a los gobernantes y a los actores con influencia y poder. La gente y los emprendedores están marcando la pauta de lo social ante lo político que se ha quedado en rezago. Desde la base se ha aprendido a sobrevivir sin gobierno ni representatividad, pero en medio de una gran desigualdad social.

Nos encontramos en un ambiente frágil, sin causalidad lineal, angustiante, con efectos colectivos e incomprensible. Las claves para una acción razonable se deben formular a través de un sistema flexible y rápido de alertas tempranas. ¿En el caso de Venezuela cuáles son esas señales del camino que nos orienten hacia un destino?

  1. Una gobernanza que haga todo lo posible por salvaguardar el poder adquisitivo y, al mismo tiempo, no reduzca la competitividad, con una bancarización multidivisa. El control de la emisión irresponsable de dinero no debería conducir a una crisis recesiva, en especial en la agricultura y las pymes.
  2. Si tanto el gobierno como los actores con poder e influencia buscan consensos en la promoción de la competencia y en una mejor efectividad del mercado.
  3. Claros signos de alicientes para restablecer el equilibrio entre la gobernanza pública y la acción de las empresas que puedan limitar las desigualdades, la exclusión social y las injusticias.
  4. Si como país participamos y nos comprometemos en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. Porque son sin duda las inversiones acopladas con la transición ecológica las que sufrirían.

Las organizaciones deben adoptar enfoques basados en la antifragilidad, la innovación frugal y la identificación de espacios en los que la rivalidad ya no sea necesaria o beneficiosa. Estos planteamientos les ayudarán a ser más resistentes y adaptables, al tiempo que contribuirán a reducir los desperdicios y costos innecesarios.

El seguimiento microeconómico es esencial para que las empresas sigan siendo sostenibles. Debe considerar el análisis de sensibilidad de precios y costos con frecuencia semanal. Dado que hay mucha información falsa, distorsionada y sesgada sobre cualquier suceso, es importante confirmar su veracidad, exactitud y relación causal. Esta medida reduce la confusión causada por la conexión errónea entre las acciones y la reacción emocional instantánea.

Referencias

Radjou N.; Prabhu J. y Ahuja S. (2014). Frugal Innovation: How to do more with less, Generate Breakthrough Growth, 48-52. Hachette Book Publishing India Pvt. Ltd.

Taleb, N. (2012). Antifragile: Things That Gain from Disorder, Chaper I. Random House. New York. EE. UU.

Wilde, O. (1998). El Retrato de Dorian Gray, 74. Negocios Editoriales S. R. L. Buenos Aires, Argentina.

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