Primera, con el golpe de estado del 18 de octubre de 1945, se reforzó para siempre el populismo “asistencialista” del uso de los recursos naturales no renovables para saldar la deuda social, eso creó los cimientos de la destrucción del patrimonio de la nación que al ser insuficientes obligó al endeudamiento externo y al uso de la emisión irresponsable de dinero.
Segunda, desde que la emisión de dinero en Venezuela se la liberó de su respaldo en divisas (1973), todos los gobiernos recurrieron a la emisión irresponsable de dinero para el financiamiento del “mal” gasto público.
Tercera, el poder ejecutivo siempre se impuso al banco central para satisfacer su adicción fiscal, muy a pesar de la excelente hoja de vida de los presidentes del BCV y de sus funcionarios, hasta la llegada del socialismo del siglo XXI que desmanteló la institución.
Cuarta, ha prevalecido de manera importante entre los economistas venezolanos la idea del uso de la política monetaria de dinero fácil como supuesta palanca de desarrollo, muy a pesar de que en el mundo y en la ciencia económica los bancos centrales deben servir exclusivamente a la estabilización de precios, nuestro país y Zimbabue son unos de los pocos lugares donde aún dominan esas ideas.
Quinta, el dinero en la mente de los venezolanos dejó de ser un medio de pago, una unidad de cuenta y una reserva temporal de valor, para ser el instrumento de la codicia, todos aman el dinero más que el emprendimiento.
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