Los Mitos de la soberanía monetaria y la dolarización
La soberanía monetaria es un tema complejo que ha sido objeto de debate durante siglos. Nuestro estudio sobre el asunto nos permite concluir que es una ilusión; su alcance parece ser el resultado de la acción razonada a través del mercado, en lugar de basarse en la suposición de que se puede lograr mediante el voluntarismo de un deseo fatuo compartido. El desarrollo y libertad de acción de una nación dependen de su eficiencia social, en el logro de la armonía entre la deliberación democrática y los principios de la economía en su condición de ciencia. El bienestar es el fruto del conjunto de una sociedad dotada, con base en ensayo y error, de una voluntad de demarcación y acuerdo político sujeto a la refutación de la economía.
En los países con monedas débiles, como Argentina o Venezuela, la inflación suele ser muy alta, lo cual provoca pérdida de poder adquisitivo para los ciudadanos y crisis económica. La dolarización impide que las autoridades monetarias tengan la capacidad de emitir moneda sin restricciones. Al eliminar esta fuente de inflación, la dolarización contribuye con la reducción de los índices inflacionarios y la estabilidad económica.
Al adoptar el dólar estadounidense como moneda oficial, aumenta la confianza porque esa divisa es fuerte y estable. Esto puede ayudar a atraer inversión extranjera y mejorar la competitividad de la economía. Es un proceso que simplifica el comercio internacional, ya que los exportadores e importadores pueden utilizar el dólar estadounidense de modo directo.
Muchos expertos sostienen la idea de que, en esos países, no existen condiciones institucionales para asumir un proceso de dolarización. La exigencia de que se requiere la consolidación de instituciones y la existencia de contrapesos de poder antes de emprender alguna acción equivale a plantear una situación utópica. Si tuviéramos todas estas condiciones, nos encontraríamos en un estado democrático con una economía estable, sin la necesidad de cambios.
En la cultura política de esos países, existe escaso estímulo para la audacia de formular propuestas, es más común descalificar sin evidencia ni la presentación de soluciones de un nivel superior. (https://wp.me/pulKM-4SL).
Asimismo, en las posibilidades de mejorar el contexto monetario-cambiario siempre está presente el argumento de que el costo político y social impide hacer algo mejor. Como ejemplo, se arguye que, si el Estado “reduce de modo drástico su gasto, significaría una verdadera crisis política y social”. Surge la pregunta: ¿Es viable sostener o aumentar el déficit presupuestario con un esquema de emisión inorgánica e irresponsable de dinero?[1] Resulta inviable en la práctica, ya que cualquier aumento del gasto público se traduce en inflación, con consecuencias negativas para la actividad económica del país.
Lo que hemos llamado “irresponsable”[2] es pretender aplicar el dinero en fines distintos a la estabilidad monetaria, negando la autonomía del ente emisor. Keynes, Hayek y Friedman coincidieron en que el dinero debe usarse en resguardarlo de la estabilidad del sistema de precios. Esta condición es necesaria para que la economía funcione de modo eficiente y los ciudadanos logren pensar su futuro con mayor confianza. En el caso de Keynes, se destacaron diferencias en cuestiones fiscales que se plantearon de manera muy clara. Propuso usar excepcionalmente el déficit fiscal solo cuando se cumplieran las siguientes condiciones:
• Existe desempleo involuntario con una fuerza laboral calificada que coincide con las necesidades de las empresas en operación.
• Excedentes de materias primas, partes y piezas, y plantas industriales subutilizadas.
La contención en la creación de dinero es la única medida efectiva para controlar el nivel general de precios. Tanto la restricción en la emisión de dinero como la dolarización plena lograrían el recorte necesario del malgasto público. La diferencia radica en que la dolarización elimina la tentación de emitir dinero de manera inorgánica e irresponsable.
La creación irresponsable de dinero para el financiamiento del malgasto público es la fuente de todos los males y la asfixia regulatoria el mecanismo de propagación y ampliación de esta. La superación de la primera es condición necesaria y la segunda de suficiencia para resolver los problemas de cualquier nación con dictadura o con democracia.
Elección moral y emisión responsable de dinero
Estamos frente a una “elección moral” pues la cultura de la “emisión irresponsable de dinero” está tan arraigada en Argentina y Venezuela que en la práctica resulta imposible para quienes ejercen el poder de emisión renunciar a hacerlo. Esta realidad histórica permite la previsión adecuada y prudente de que nunca habrá continencia por parte de esos gobiernos desde el momento que disfrutan del poder de emisión. La reticencia a ceder el control da como resultado daños considerables, en especial para los sectores más vulnerables de la sociedad. La dificultad para renunciar a este poder ha tenido consecuencias negativas palpables. Además, ha sido una práctica de política económica que ha contribuido con la demolición socioeconómica de esos países.
Impacto de la emisión de dinero en la sociedad
A modo de explicación, lo “irresponsable” radica en el uso del dinero con propósitos ajenos a la estabilidad monetaria y al margen de la autonomía del ente emisor. No obstante, los ajustes de precios pueden ser producto de eventos geopolíticos, tecnológicos y ambientales. Contrastando con EE. UU. y la UE, donde la emisión se realiza bajo reglas claras, en Venezuela, su naturaleza irresponsable, ha generado inflación y ha hecho insostenible cualquier modelo de ajuste del tipo de cambio.
La dolarización es una “elección moral” de búsqueda de alivio para los menos privilegiados, los productores y emprendedores. Suprimir el señoreaje mediante una «dolarización» es una opción cuyos efectos pueden ser gestionados. Si se implementa de modo adecuado, podría propiciar un funcionamiento más equitativo en el país.
Razones para una dolarización plena
La emisión descontrolada de dinero ha provocado un colapso socioeconómico que ha afectado a todos los sectores de la sociedad. Este evento es el origen de un proceso de dolarización espontánea e imperfecta, marcado por una estabilidad parcial y una desigualdad extrema. Es un mecanismo que también genera ventajas a un gobierno que conserva el poder de pago mediante emisión de dinero y recauda en divisas.
El caso venezolano
La alternativa de una dolarización plena y formal permitiría estabilizar la economía y proteger a los ciudadanos de la inflación. Esta propuesta se basa en diversas premisas:
El populismo asistencial tiene sus orígenes luego del año 1945 cuando se abandonó el principio que asumía a la riqueza del subsuelo, el petróleo, como un acervo de capital no renovable a escala humana. Se erró en la estrategia al considerar el resultado de la explotación de ese recurso como renta cuando se debía aplicar en formas de capital reproducible con todos los impactos positivos de hacerlo. Se perdió la oportunidad de un crecimiento sostenido, pero se mantuvo un mínimo de disciplina fiscal y monetaria..
En 1973, con la liberación de obligación de respaldo en divisas para la creación de dinero, los gobiernos iniciaron esa práctica de modo irresponsable. Esa cultura permeó a la sociedad venezolana, contagiando en el curso de la historia a distintos gobiernos y medios intelectuales. Incluso en la academia, aún se defiende el uso de la emisión de dinero con el objetivo de financiar el gasto público bajo argumentos de crecimiento económico, nacionalismo y soberanía.
Desde 1999 hasta el presente, el poder ejecutivo terminó con la autonomía del banco central, y con ello, erosionó la estabilidad institucional de los contra balances de fuerzas necesarios en democracia. La idea de usar la política monetaria para el desarrollo persiste, a pesar de contradecir prácticas económicas globales. El dinero dejó de ser un medio de pago para convertirse en instrumento de codicia.
El caso argentino
La inestabilidad de precios y del tipo de cambio en Argentina tiene raíces multifacéticas y ha sido un desafío persistente en la historia económica del país. A continuación, se destacan algunos de los factores clave que contribuyen a esta inestabilidad:
Inflación Histórica: Es una cronicidad que ha erosionado el valor de la moneda nacional, generando desconfianza en la estabilidad de los precios.
Política Monetaria y fiscal: La emisión de dinero para financiar gastos gubernamentales ha generado inflación y ha afectado la estabilidad del tipo de cambio.
Endeudamiento Externo: El país tiene una carga significativa debido a la dependencia histórica de la deuda externa. Esa condición ha tenido impactos negativos en la confianza de los inversionistas y en la estabilidad del mercado de divisas. Ha obligado al país a pagar elevados intereses sobre su deuda, lo que ha reducido los recursos disponibles para otros gastos.
Política Cambiaria: Los intentos de controlar el tipo de cambio a través de intervenciones gubernamentales han generado distorsiones en el mercado y contribuido con la inestabilidad.
Factores Externos: La economía argentina es vulnerable a los cambios en los precios de sus exportaciones, las tasas de interés internacionales y las condiciones económicas globales. Estos factores tienen un impacto directo en la estabilidad del tipo de cambio.
Expectativas Inflacionarias: Cuando los ciudadanos y los agentes económicos esperan un aumento de los precios, toman decisiones que contribuyen a la aceleración de la inflación.
Historia de Crisis Económicas: Su recurrencia ha dejado un daño en la confianza, en la política, el mercado y en la estabilidad en general.
Rigideces estructurales: La capacidad del país para hacer frente a los choques externos se encuentra limitada por estos fallos. Entre otros, por la rigidez laboral y la escasa diversificación económica.
Propuesta de transición hacia el dólar
Esta propuesta busca restituir el derecho económico de los ciudadanos a contar con una moneda estable, que les permitiría:
• Expresar el valor de las cosas en forma clara y transparente.
• Comparar precios de manera sencilla y eficiente.
• Evitar la pérdida de poder adquisitivo de sus ingresos.
El proceso sería gradual y ordenado, comenzando con los sectores más dolarizados de la economía, como el comercio y los servicios.
El enfoque de la transición también abordaría la escasez de divisas. Se formularía marco regulatorio libre de incentivos perversos para lograr esto. Un ejemplo sería la eliminación de procedimientos burocráticos que no son necesarios y alientan la corrupción.
Notas
[1]“… la cultura de la “emisión irresponsable de dinero” está tan arraigada en nuestro país que en la práctica resulta imposible para quienes ejercen el poder de emisión renunciar a hacerlo. Esta realidad histórica permite la previsión adecuada y prudente de que nunca habrá continencia por parte del funcionario desde el momento que disfruta del poder de emisión. Los daños de los procesos inflacionarios afectan en esencia a los más vulnerables de la sociedad y forman parte de los orígenes de la demolición socioeconómica del país.” https://prosprev.com/2023/01/11/el-origen-de-la-emision-irresponsable-de-dinero/
[2] “… la emisión de dinero se hace irresponsable cuando se acompaña con la pérdida de confianza en las condiciones económicas del país sin incidencia en el crecimiento y puede ser orgánica si cuenta con el respaldo de reservas internacionales netas o inorgánica cuando no cuenta con ella.” https://prosprev.com/2022/05/05/los-malos-augurios-de-la-economia-venezolana/
Enlace para descarga
Procesos inevitables de dolarización
La asfixia regulatoria fiscal el nuevo obstáculo para la recuperación económica del país
En retorno de la emisión irresponsable de dinero y el mito de la inflación en dólares