Igualmente ocurre con las posibilidades de mejorar el contexto monetario-cambiario de Venezuela, siempre está presente el argumento de que el costo político y social impide hacer algo mejor, por ejemplo, la tesis de que el estado venezolano “tendría que recortar brutalmente su gasto, lo que representaría una verdadera debacle política y social”, y uno se pregunta: ¿Será posible sostener o aumentar el gasto público manteniendo el esquema actual de emisión inorgánica e irresponsable de dinero? Es posible hacerlo nominalmente pero imposible en términos reales, en tanto no aumente la oferta de bienes y servicios (producción interna e importaciones) cualquier aumento del gasto público o su sostenimiento se diluye en inflación con efectos reales sobre la actividad económica del país.