¿La mentira es un recurso indispensable de la política?

Antecedentes

Entre mediados de 2021 y mayo de 2022 tuvimos la oportunidad de revisar dos libros que nos motivaron para escribir este artículo sobre la crisis del manejo de los procesos políticos en Venezuela.

La primera obra “Vendre la guerre”[1] fue escrita por Pierre Conesa y publicada el pasado mes de mayo 2022, en ella el autor expone entre varias tesis que la mentira se ha vuelto indispensable en la gestión política de los acontecimientos mundiales.

La segunda obra “Apocalypse cognitive”[2] fue escrita por Gérald Bronner, fue publicada en el mes de enero 2021. En ella aborda la cuestión relativa al incremento del tiempo libre para la reflexión. También, de manera simultánea, analiza la creciente fascinación por la acumulación de información que reduce dicho recurso de vital importancia en el progreso de la humanidad.

Hemos utilizado los contenidos de esos libros para encontrar explicaciones de por qué continúa la crisis política de Venezuela. Todos desean la superación de esa encrucijada, pero que las acciones de la gente y de los actores con poder e influencia tienden a reforzarla.

El aumento del tiempo libre para la reflexión puede atribuirse a diversos factores, entre ellos a los avances tecnológicos que han automatizado y simplificado tareas cotidianas. De igual manera, a la disminución de jornadas laborales y al aumento de la disponibilidad de recursos de entretenimiento. Como consecuencia directa de estos cambios, los individuos cuentan con un mayor margen temporal para la introspección y el análisis crítico.

Sin embargo, resulta preocupante observar que, en paralelo a este aumento del tiempo libre, se ha evidenciado una tendencia creciente hacia la acumulación masiva de información. En la era digital en la que nos encontramos, la accesibilidad y la velocidad de obtención de contenidos se han vuelto deslumbrantes, y esto ha generado una adicción por la recolección de datos, muchas veces sin un propósito claro. Esta obsesión por acumular información ha ocasionado que la reflexión y el tiempo para el procesamiento intelectual se vean amenazados, ya que el enfoque se desvía hacia la cantidad en lugar de la calidad de la información.

La intelectualidad en la encrucijada

El dilema entre el aumento del tiempo libre de reflexión y la reducción de su uso efectivo plantea importantes desafíos. Por ejemplo, ¿Cómo lograr que esa disponibilidad sea aplicada al pensamiento crítico y reflexivo? ¿De qué manera enfocarlo con el fin de promover el crecimiento y la innovación? Además, ¿Qué hacer de modo de ir más allá de la obsesión por la recopilación de información hacia la creación de conocimiento significativo?

Para abordar estos desafíos, resulta fundamental fomentar la conciencia de la importancia de la reflexión y el procesamiento intelectual en la era digital. Hay que promover una mentalidad que valore la calidad sobre la cantidad de información, y que reconozca la necesidad de destinar tiempo y esfuerzo para el análisis profundo y la síntesis de conocimientos. Es necesario crear una cultura que valore el desarrollo de las capacidades de pensamiento crítico y creativo, para que las personas puedan utilizar su tiempo libre de forma eficaz y tener un impacto social positivo.

En un pasado reciente, la argumentación se erigía en la vía relevante para transmitir pensamientos y puntos de vista, respaldados por una sólida base lógica y evidencias. La deliberación, brindaba un espacio para el análisis profundo e intercambio de ideas. El pensamiento se elaboraba desde la crítica constructiva y la refutación. Eran principios que incentivaron la búsqueda de la verdad y la mejora continua. Hoy, los actores del complejo “posfactual” solo luchan a través de los medios. Hay una dilapidación del recurso más importante del cambio: el tiempo libre de la gente para el pensamiento y la reflexión que antecede a los logros de la esperanza objetiva mediante la innovación y el sentido de propósito.

La mentira se ha transformado en el aparejo indispensable de la gestión política, en cuya cúspide se encuentra el propagandista de acciones insólitas. Son los tiempos de los “gadgets” poblados de “influencers” y “expertos” que incitan a las masas, que median en tal o cual crisis, que designan al perverso, castigan la inacción de los políticos y convencen de que cualquier acto es legítimo y realizable.

La mentira como recurso indispensable de la política

¿Cómo funciona el mecanismo de la “posverdad”? ¿Sobre cuál evento, cosa o circunstancia se asienta la tergiversación deliberada de la realidad? ¿Es inevitable el estado permanente de conflicto que en nombre de la democracia más bien la erosiona?

En muchos lugares del mundo se perpetúa el autoritarismo con una fachada de democracia imperfecta o iliberal. Es el resultado de un complejo juego de actores políticos que, bajo el manto de la falsa moral, de las emociones, del poco conocimiento real del entorno y sin ningún análisis estratégico, se mezclan con un acceso masivo a los medios. Esta complejidad facilita la «pasteurización» del conflicto como un estado permanente, con la identificación de un enemigo principal, la víctima y la acción necesaria de los medios de comunicación. Es un contexto con límites difusos entre adversarios acérrimos que pueden lograr connivencias de intereses que favorecen el statu quo.

Parece que los intelectuales se abandonaron como referentes morales de la escritura. Con los “smartphones” e Internet, se transformaron en “media players”, en competencia unos y otros. Ahora, son los nuevos mercaderes de la política: un amasijo de académicos, expertos, “lobistas”, periodistas, ex militares, personajes del gobierno o de la oposición. La cultura de masas cambió con el uso de los medios: lo audiovisual desplazó lo impreso y el análisis se mueve entre las emociones, pasiones e imagen; es el rating y los seguidores lo que recrea al experto y no razón.

La deliberación promovida por los formadores de opinión que basaban sus previsiones en el mérito científico de su trabajo no marca la pauta de la acción política. Ahora, es la escena controlada por los ejecutivos de las emociones rápidas moldeadas por el poder de los medios de comunicación. El universo de los “nuevos intelectuales” es un mundo permisivo de errores, sin acreedores, pero con muchos perdedores: ningún fallo de juicio u opinión jamás tiene responsables. Los cambios frecuentes de posición son más dependientes de los vientos que soplan que de una brújula y un sextante en la exploración de un mundo mejor.

La disponibilidad mental para el pensamiento y la reflexión ha alcanzado una frontera que en países avanzados podría llegar a cinco horas. Es el tesoro más preciado de la humanidad que se encuentra bajo la amenaza de las satisfacciones que ofrecen los metaversos que compiten con las del mundo real, que en nuestro medio se intensifican por el desorden que induce la mentira como dispositivo de gestión estratégica en la política.

En resumen, en el pasado, los intelectuales, los activistas y los comunicadores se basaban en argumentos sólidos para apoyar sus opiniones. Sin embargo, estas prácticas son cada vez menos corrientes a medida que aumenta lo superficial e inmediato en la sociedad actual. Es esencial recuperar esta forma de discurso para conseguir un público más comprometido que valore el diálogo y busque soluciones equitativas.


  1. Conesa, Pierre (2022). Vendre la guerre: Le complexe militaro-intellectuel. L’aube Eds De. Monde En Cours. París. Code ISBN: 978-2-8159-4925-5
  2. Bronner, Gérald (2021), Apocalypse cognitive, PUF editions, París, Code ISBN: 978-2-13-073304-1.

Publicado por Prospectiva y Previsión

A lo largo del quehacer de una persona se acumulan experiencias, que más allá del sentido y la visión que se tengan, son influidas por el contexto, hay un orden dentro del desorden y un desorden dentro del orden. Hay un guión que orienta y direcciona lo que cada quien espera en su horizonte temporal y existe un dispositivo de respuesta rápida que depende del contexto. Es así que se ha tratado de superponer dos ámbitos uno el ya presentado: el guión, y otro, con enlaces a veces estructurados y con secuencias lógicas, otras veces no. Con una aproximación de complejidad que persigue emular la sinapsis profesional de flexibilidad para la evaluación transversal de los temas sociales, económicos, organizacionales, políticos y filosóficos.

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