El argumento inválido de la crítica a una «dolarización» no perversa

Una contribución discursiva sobre un tema crucial expuesto recientemente por el calificado economista Humberto García Larralde en su escrito ”El espejismo de la dolarización” en: https://www.lapatilla.com/2020/12/17/humberto-garcia-larralde-el-espejismo-de-la-dolarizacion/

Pocos escritos en tan frugales palabras abundan tanto en el tan importante tema de la decadencia socioeconómica del país.

La primera premisa

No hay dólares para la recuperación de la economía es una premisa verdadera, pero la conclusión es inválida en su formulación cuando se la enuncia como debilidad única de la opción de una dolarización no perversa pues cualquier propuesta deberá hacer frente a ese contexto. El asunto medular es que sin una adecuada formulación microeconómica de la política económica que libere al país de los impactos regulatorios ninguna propuesta será exitosa, lo que si es una regularidad es que en tanto se mantenga la emisión irresponsable de dinero siempre estarán presentes la inflación y la extracción de rentas por ejercicio de poder discrecional, asimetrías de información e incentivos perversos materiales y morales.

Lo fundamental para la eficiencia económica y social de un país es la confianza que para Venezuela y para resto del mundo, en términos de previsibilidad certera, posean el gobierno, sus instituciones y los demás actores sociales con poder, influencia e intereses. Es la esperanza firme y la buena fe sobre el cómo se va a comportar el país en el cumplimiento de sus acuerdos futuros. La dimensión estrecha de la economía venezolana es un evento al cual debe hacer frente cualquier propuesta.

La segunda premisa

También es verdadera pues nos encontramos estamos en presencia de un gobierno cuya posibilidad real de financiamiento del gasto público se reduce a la tributación sin acceso al crédito internacional en una economía colapsada con un sistema bancario sin capacidad crediticia.

El dilema del gobierno es cuántas concesiones puede hacer ante sus apoyos de sustentabilidad, por una parte, los que provienen de la economía informal destructiva y de la explotación agresiva de los recursos naturales, y, por otra parte, los que se emanan de una alineación circunstancial de intereses con organizaciones situadas más allá de los límites de la legitimidad. Es la disyuntiva de su propia existencia con poder efectivo sobre el territorio ante organizaciones cuya naturaleza no admite acuerdos ni compromisos en su afán de extracción de rentas.

Sin embargo, esas premisas asentadas en la verdad no conducen a la conclusión de que solo la “dolarización” es un espejismo porque cualquier esquema de ajuste macroeconómico, sin reformas de orden institucional, asegura la restitución de la confianza del tipo de relato que compartimos de un despliegue democrático amplio de la economía, inclusivo e innovador.

La democracia que deseamos no es una condición necesaria exclusiva para el éxito económico de un país, una economía de mercado puede funcionar con logros en países con regímenes autoritarios como China y Vietnam, teniendo sus élites privilegios frente al resto de la sociedad sin necesidad de una demolición de su condición de estado.

De modo que no solo la “dolarización” es un espejismo, lo son todas las propuestas sin reformas institucionales. Pero, nada impide que esa “dolarización” perversa e inevitable abra espacios precarios desde la economía para un funcionamiento subóptimo menos cruel de la existencia en el país y los abra también para el restablecimiento de la democracia, la esperanza y la confianza en el futuro.

En esta nación hay emprendedores, gente y organizaciones que sin relaciones privilegiadas con ninguna forma perversa de poder ni con malas prácticas morales se han fortalecido desde la adversidad a pesar de una asfixia regulatoria intensa y extensa de una mala gobernanza.

Publicado por Prospectiva y Previsión

A lo largo del quehacer de una persona se acumulan experiencias, que más allá del sentido y la visión que se tengan, son influidas por el contexto, hay un orden dentro del desorden y un desorden dentro del orden. Hay un guión que orienta y direcciona lo que cada quien espera en su horizonte temporal y existe un dispositivo de respuesta rápida que depende del contexto. Es así que se ha tratado de superponer dos ámbitos uno el ya presentado: el guión, y otro, con enlaces a veces estructurados y con secuencias lógicas, otras veces no. Con una aproximación de complejidad que persigue emular la sinapsis profesional de flexibilidad para la evaluación transversal de los temas sociales, económicos, organizacionales, políticos y filosóficos.

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