¿Por qué se perpetúan las dictaduras? (Segunda parte)

En esta segunda parte invitamos a nuestro lector realice su propia evaluación sobre la perpetuidad de las dictaduras, sus inductores y los marcadores de la corrupción. De manera que pueda establecer su propia valoración sobre los criterios que le permitan identificar la intensidad de cada variable explicativa y a su vez la relevancia de cada una de ellas dentro en la conformación del autoritarismo. Las únicas variables, con control parcial del ciudadano, son las llamadas inductores, las otras están fuera de su alcance. Un país con elecciones no significa en lo absoluto que sea democrático, puede existir una dictadura extrema que gana elecciones.

¿Por qué se perpetúan las dictaduras?

Mapa de la perpetuación de las dictaduras

Cómo evaluar la perpetuidad de una dictadura a través de sus marcadores e inductores

Se hace la propuesta con base en una tabla de evaluación a partir de la percepción que el usuario tiene sobre los componentes que dan lugar al fenómeno de la perpetuación de las dictaduras. Las variables o eventos considerados tomados como referencia no tienen una justificación previa para su inclusión, es posible que haya más o menos, de igual o de mayor trascendencia en la sintomatología del autoritarismo.

La evaluación se realiza a través de dos categorías: inductores y marcadores. Hemos tomado la palabra “inductor” para acercarnos a esa posición pasiva del individuo que contribuye al reforzamiento de las dictaduras, sea de manera consciente o no. La otra palabra “marcador” porque permite establecer una jerarquización ordinal, mas no cardinal de la existencia de un evento, en términos de su posición o importancia. En ambos casos la base de ordenamiento es la intensidad con que un evento o variable hace presencia.

Intensidad

Se busca que el usuario califique la intensidad con que un marcador, un inductor, o una variable de perpetuación se presenta en la sociedad. La escala califica el alcance, o la presencia del evento, desde una situación la mejor, entre 0% y 10% de alcance social hasta una situación extrema, la peor, entre 70% y 100% de alcance social. En las tablas siguientes se muestran los acordes cualitativos para cada nivel de intensidad.

Tabla de evaluación de los marcadores de la corrupción
Tabla de evaluación de los inductores de la dictadura

Tabla de evaluación de la perpetuidad de las dictaduras

La importancia de cada marcador o inductor

En la columna llamada “importancia”, se debe distribuir entre cada criterio, una valoración para cada uno que sume en total 100%. De esta manera el usuario jerarquiza la importancia de cada marcador, inductor o variable de perpetuación.

Presentación de la tabla de evaluación

La tabla que deberá llenar es la siguiente. Las celdas sombreadas son las que se modifican.

Los enlaces para el uso de esta tabla es:

Enlace para tabla en formato htm

 

Las dictaduras y las sociedades con inclinación autoritaria

Cuando el problema del autoritarismo se sitúa fuera del contexto de la responsabilidad del individuo, se siente a la dictadura como algo externo, de lo cual otro es responsable o culpable. Es así como el esfuerzo va en la dirección de modificar o alterar ese entorno para restablecer a la democracia. Sin embargo, también consideramos necesario un cambio en las personas, de modo de promover una mayor responsabilidad en la conducción de sus actos.
Asumir a la dictadura como algo únicamente externo a la persona es una opción, el dilema radica en que el problema específico de la perpetuidad de un régimen dictatorial no es algo completamente fuera de la responsabilidad de la gente y muy posiblemente, mientras en el conjunto de esas individualidades persistan valores e inductores del autoritarismo, es imposible que el entorno cambie. Muchas dictaduras han llegado al poder a través de procesos electorales y las pocas restantes con un apoyo masivo subrepticio de las masas.
Hay una fuerte contradicción entre la perspectiva de actuación de los actores individuales y la visión deseada para el entorno, pues una cosa es pensar a favor del cambio hacia fuera -para los demás- y otra cosa es hacerlo consigo mismo, es una suerte de “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. El problema se hace más complejo cuando el poder se concentra en una oligarquía, para la cual no existe contradicción entre la actuación individual y lo que se desea como entorno.
Hay una asimetría que favorece la perpetuidad de la dictadura, en la medida que quienes se le oponen no tienen un criterio único sobre el qué hacer y tampoco tienen intereses compartidos; mientras que los sostenedores del régimen si tienen unos intereses alineados y compartidos, y a nivel personal, no sufren de ambigüedad moral.

Hemos sostenido que la clave en la perpetuación del régimen autoritario, es la quiebra moral de la persona por la vía de los inductores como son los siguientes:

  • La indolencia y la indiferencia
  • El miedo y el terror
  • La colaboración y la complicidad
  • La corrupción
  • La impunidad
  • La anti política y la anarquía
  • El comportamiento evasivo
  • La “picardía” o “viveza criolla”

Un régimen no solo es totalitario por si mismo, lo es además para asegurar la desmovilización de las fuerzas democráticas.

Los factores de acción y bajo control parcial del ciudadano

Es necesario restablecer la dignidad moral de la persona a través de pequeños pasos, desde los comportamientos fáciles hasta aquellos cruciales y difíciles de alcanzar. En cada ocasión que aparezca alguna inclinación para realizar algún acto marcador de corrupción o inductor de la dictadura, debe decirse” No voy a hacerlo durante un corto lapso y voy a cumplir este mandato”. Hay que buscar apoyos para cumplir con esos mandatos, en la familia, en personas queridas, amigos y organizaciones. Ellos solo actúan como elementos de apoyo, no como figuras cargadas de compromiso. Así, ante esas condiciones favorables a comportamientos promotores del autoritarismo, cada uno se siente realmente apoyado, pues la responsabilidad de cumplir con el mandato se la hace a sí mismo, y si falta a dicha promesa, la familia o amigos lo seguirán apoyando. Esta práctica es la que con mucho éxito ha sido aplicada por alcohólicos anónimos.

Es también una obligación de las organizaciones políticas democráticas conciliar sus intereses y tener una unidad de criterios que ayuden al rescate de la dignidad moral del ciudadano.

Conclusión

La dictadura en la postmodernidad es un mal social que se manifiesta en todas las instancias, desde el propio individuo, la familia, las empresas, hasta el gobierno. Los sostenedores de las dictaduras han tomado conciencia de que su existencia no solo depende de la camarilla que administra el régimen, ni del dictador de turno, que su fuerza mayor reside en ese apoyo sustancial de masas, cuya adscripción puede ser hasta involuntaria o inconsciente. Así se explica el éxito y perpetuación de las tiranías que se refrendan con elecciones ganadas. Con represión y ventajismo pueden ganar cualquier proceso electoral, sin hacer fraude en las máquinas de votación, ni en el acto de votar.
Reiteramos, un país con elecciones no significa en lo absoluto que tenga democracia, puede existir una dictadura extrema que gana elecciones. Los procesos eleccionarios libres constituyen una condición inmanente y necesaria de una sociedad democrática, pero no son los marcadores definitivos y suficientes de la democracia. Los procesos electorales, al ser utilizados como marcadores de democracia, se han constituido en una coartada para que los regímenes totalitarios gocen de apoyo internacional. Es un poderoso argumento de falsa moral que los países complacientes utilizan para eludir la obligación de defensa de los derechos humanos a cambio de prebendas económicas y financieras que reciben de los países bajo dictadura.
En los medios intelectuales y políticos del país existe una práctica arraigada de liberar al supuesto “pueblo” de su responsabilidad consciente o involuntaria en la perpetuación de la dictadura. Al populismo radical, de derecha o de izquierda, uno de los recursos que le caracteriza es la variante de la falacia “ad hominem” que consiste en santificar a las masas liberándoles de toda responsabilidad cívica descargando sobre las organizaciones, sobre las instituciones, sobre los políticos y sobre el resto de los factores democráticos el origen de todos los males. El populista de derecha o de izquierda se considera a sí mismo como el auténtico interprete de las masas frente a las elites, las instituciones y frente a todo, su agenda oculta y su sentido de propósito es la de transformarse en un autócrata que comparte con su camarilla el ejercicio de la dictadura.


Archivo de audio sobre el tema.

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[1] Miedo, terror, impunidad, colaboración, complicidad, indolencia, corrupción, anti política, anarquía social, “viveza criolla” y comportamiento evasivo

Publicado por Prospectiva y Previsión

A lo largo del quehacer de una persona se acumulan experiencias, que más allá del sentido y la visión que se tengan, son influidas por el contexto, hay un orden dentro del desorden y un desorden dentro del orden. Hay un guión que orienta y direcciona lo que cada quien espera en su horizonte temporal y existe un dispositivo de respuesta rápida que depende del contexto. Es así que se ha tratado de superponer dos ámbitos uno el ya presentado: el guión, y otro, con enlaces a veces estructurados y con secuencias lógicas, otras veces no. Con una aproximación de complejidad que persigue emular la sinapsis profesional de flexibilidad para la evaluación transversal de los temas sociales, económicos, organizacionales, políticos y filosóficos.

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