La abstención no militante y la “anti-política”

En Barinas, a pesar del poder del estado y del desorden de los factores democráticos, la gente le puso freno a la “anti-política”, como de igual manera, los agricultores de los Andes, de la Colonia Tovar, de otros tantos lugares, las pequeñas y medianas empresas y los que madrugan cada día para trabajar agregando valor, le han puesto freno al sesgo pesimista sobre la economía arrojando luz de esperanza objetiva en Venezuela. Como todo acontecimiento positivo se requiere un perseverante trabajo prospectivo de manera que se capitalice el valor moral creado y el logro se transforme en una auténtica fuerza de cambio más allá de un punto de luz que formará parte del pasado.

Parecía que, de tanta existencia a la espera de cualquier cosa, se había diferido la auténtica deliberación sobre las tácticas y las estrategias de defensa de la economía, de la democracia y de la política. En nuestro ambiente, hay una aversión hacia la crítica de las formas de lucha política porque se cree que divide y no multiplica los esfuerzos de los factores democráticos, de este modo se ha hecho dominante el abstencionismo, los dogmas de la economía y la anti política.

Comentamos que por definición y principios un verdadero demócrata jamás cuenta, entre sus alternativas políticas, con la abstención no militante, sin sentido de propósito ni propuesta para superar una gobernanza autoritaria. En el pasado, la abstención militante fue una estrategia que se correspondió con ideologías cuyo propósito era la quiebra de la democracia, como fase previa para la instauración del socialismo marxista. En Venezuela desde mediados de los sesenta y comienzo de los setenta se denominó “voto nulo” porque había que refutar con hechos la legitimidad de la democracia representativa y esa era la forma de lograrlo.

De allí que, en todos los espacios de la vida política, un defensor de libertades jamás renunciaba a su derecho al voto así le hicieran trampa o le opusieran obstáculos, pues el acto de votar no solo era para elegir una representación sino para la protección activa de la democracia. Pero, el individualismo irresponsable y sin conciencia cívica, se ha hecho tan importante en estos tiempos que se privilegian actuaciones que dependen más del estado emocional y anímico de la gente, que de la exigencia de un sólido proyecto democrático con una visión compartida de país.

Mientras la clase política siga espectadora, apoltronada y con un fardo de justificaciones del porqué no votar y de exclusión de quien no piense igual, esperaremos para siempre un resultado milagroso y alguna fuerza externa que nos resuelva el problema sin esfuerzo alguno. Hay que asumir el reto de colocar las cosas en su lugar. También en el ámbito económico mientras estemos esperando la llegada de una auténtica democracia y de todas las condiciones favorables sin riesgo ni incertidumbre solo se tendrá más postración, definitivamente hay que hacer algo con contenido de finalidad.

La duda sistemática hacia la veracidad de los hechos, ha facilitado la distorsión premeditada de la realidad que, en un contexto de decadencia moral, de una abrumadora y variada información sin posibilidades de verificación, ha alentado en las masas la creación de sus propias verdades a la medida de su sufrimiento y rechazo. Pero esa creación de verdades al gusto de cada uno es el fundamento del quiebre de la democracia, de la imposibilidad de su superación y mejora. Es una manera de vivir que alienta el ensimismamiento del individuo y su indiferencia social. El venezolano es un ser humano afectado por la desigualdad y la injusticia como problemas sociales y al mismo tiempo, se encuentra ante el acoso, la displicencia, el ataque a la persona como obstáculos insalvables para su realización, diversidad y reconocimiento. Cuando una sociedad y sus individuos como tales dudan de todo y hacia todo, se está erosionando la institución invisible más importante para la democracia: la confianza.

Publicado por Prospectiva y Previsión

A lo largo del quehacer de una persona se acumulan experiencias, que más allá del sentido y la visión que se tengan, son influidas por el contexto, hay un orden dentro del desorden y un desorden dentro del orden. Hay un guión que orienta y direcciona lo que cada quien espera en su horizonte temporal y existe un dispositivo de respuesta rápida que depende del contexto. Es así que se ha tratado de superponer dos ámbitos uno el ya presentado: el guión, y otro, con enlaces a veces estructurados y con secuencias lógicas, otras veces no. Con una aproximación de complejidad que persigue emular la sinapsis profesional de flexibilidad para la evaluación transversal de los temas sociales, económicos, organizacionales, políticos y filosóficos.

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