Es un día de agua inmaculada
de la limpieza y el bienestar
de nuestra existencia como
viajeros de un largo camino
en tiempos de alborozo.
De hacer
lo que sabemos
con el gusto de unir
lo sagrado disperso
donde la vida privilegia
la sensatez de transfigurar
algo porque nos llena el alma.
Es sosiego
que enciende en la nada
la sensualidad inesperada
del gozo del sensible
que puede colorear aromas
en las hojas secas
que flotan en melodías
a la sombra de un silencio.
De la consideración
del ser único
hacia la abundancia
natural y humana
que palpita a nuestro lado.
De cumplir
lo que necesariamente
debemos concluir
sin la imposición o
la exigencia.
Que nos salga
de ese lugar
llamado corazón.
24 de diciembre del 2021