La tragedia griega, la ortodoxia macroeconómica y la demagogia populista.

Grecia y muchos países en crisis solo tienen en común lo que ha sido su calvario: la debilidad institucional y la creencia de que la economía es una suerte de ingeniaría social, donde la simplificación macroeconómica, es la panacea que con el aseguramiento del equilibrio fiscal, monetario y de los pagos internacionales, se resuelve todo. Sin un marco regulatorio que garantice el funcionamiento del mercado sin incentivos perversos, ninguna estrategia desde la adopción de medio de pago extranjero (dólar, euro, yuan, yen,…), hasta las reglas de la ortodoxia económica, sacará a esos países de las catacumbas. Si se adoptan esas medidas de impacto inmediato y luego el desastre continúa, no habrá mas esperanza y nadie creerá en nada.