Mensaje a los «Cojonaleros» y «Porteñisimos» Alberto Sosa Olavarría

«Capitan. Oh Capitan!

Tierra a la vista .!!!

Un grito en la historia

que resuena entre remos

anzuelos y sirenas…

Se anticipa el alba…

Amanece, una flor ansiosa en la isla, sueña con no ser pisada y en sus costas ha anclado la huella inspirada.

Cristalina mar, oleaje eterno existir…movimiento perpetuo golpeando los pies al caminante incansable»

G.Perez-Canto 2015.

Eltiempo3Las palabras del poeta sirven de exordio a la partida de dos sueños en secuencial temporalidad, motivados por una idea que cristalizó, y se continúa expandiendo, se consolida en el tiempo e irremediablemente está condenada al éxito. Confraternidad, Respeto y armonía. Sin distingo de edades, profesiones, creencias, ideologías, poder económico o político. Nadie es más que nadie, a todos nos unen los mismos principios, la misma escala de valores.

El ser apasionados por la amistad, entrelazada por el orgullo de un gentilicio: porteñidad. Condición no sólo surgida  por el haber nacido en ese querido terruño, sino por haber compartido parte de una vida en el. Porteño es el que allí nació, el que ayer llegó y lo será el que mañana arribe a su playa.

Dos nombres construyen el binomio: Omar, padre de la primigenia idea y Miguel Ángel con el complemento binomial de El Cojonal, transformándose en compleja ecuación parecida a la del gran Jean B. Fourier aplicada al tratamiento de señales, capaz de acumular datos, palpitar de corazones, señales de amistad y razones de hermandad, en este caso de Porteñisimos y Cojonaleros, para integrarlos en envolvente diagrama multicolor anisotrópico, plasmado en una sola plataforma: la solidaridad y el afecto con clara visión hacia la Acción Social.

EquilImagTodos somos los instrumentos que dimensiones físicas, conceptuales, poéticas y espirituales le hemos ido imprimiendo a la idea convirtiéndola en una sólida realidad. Qué bonito luce elaborar un plan de vida compartido para un futuro basado en gratos recuerdos. Los que aprendimos a amar a Puerto Cabello y nos marchamos del lar querido por rumbos diferentes, trazando derroteros, quebrando lanzas, alcanzando metas, buscando tocar las nubes con las manos, adquiriendo conocimientos con deseos de dar vida, de vivir y de servir, en fin, elaborando un plan de vida  y aún habiéndolo alcanzado, nos invadía un soterrado deseo de volver sobre nuestros pasos, siguiendo al cordón umbilical que nunca habíamos cortado. Los que han quedado en el camino pero viven en nuestros corazones hasta el fin de nuestro vital tránsito no podrán hacerlo, pero en su nombre lo podemos lograr.

El tiempo inflexible fue marcando distancias, pero al grito de «Porteñísimos somos todos», los recuerdos redivivos en terremoto imagenológico sacudieron nuestra imaginación, resucitando la sed latente del reencuentro, transformando viejas amistades en más allá de vínculos fraternos, y haciendo de postreras amistades templos de admiración y respeto. Sed que irredenta aún busca saciar la vacuidad de la distancia en el afecto genuino con la esperanza de ver surgir un mejor futuro.

Las diferencias etáreas desaparecieron bajo el encanto de la Porteñísima y sempiterna amistad, hecha hermandad con el sabernos partícipes de un mismo espacio pero en disímiles intervalos. El surgir de un afecto en el solo hecho de una época compartida, revela sin duda que el destino es un gran estratega, ata vínculos con magistral sinergia.

AntiecoIIIEl binomio ha ido alcanzando dimensiones que solo una compleja ecuación difícil, como lo es el mundo en que nos toca vivir, permitirá seguir acumulando datos, vivencias y emociones con fuerzas multidireccionales anisotrópicas, sobre la única plataforma de la solidaria y sincera amistad representada en multicolor gráfico con matices coralinos y verdores de montaña.

Con nuestro andar estamos haciendo un camino. Es el individual y colectivo apego al terruño, el verdadero amor y la posesión del mismo lo que permite exclamar:

«mientras más feo lo veo, más que lo siento».

Feliz 2016 rumbo al isotropismo positivo de Porteñísimos objetivos.

Dr Alberto Sosa Olavarría


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