Una gobernanza auténticamente democrática está obligada a asegurar rendimientos que se expresen en la creación de valor social en términos de autoridad, confianza, influencia y legitimidad. Cada una de esas categorías tienen que ser evaluadas desde una perspectiva diferente a los significados que usualmente les atribuimos. Las tipologías y aproximaciones presentadas son imperfectas y evolutivas como son los signos de estos tiempos. Pensamos que la quiebra moral de la nación guarda relación con la carencia de esos valores cívicos entre los venezolanos.
La confianza nos ofrece grados de libertad en relación con las circunstancias derivadas de la duda sobre el futuro comportamiento de los demás. El estado de confianza es la forma ideal de relacionarnos con los demás, al alcanzar la comunicación confiada podremos sentirnos mejor valorados y lograremos un conocimiento más consciente de nosotros mismos. La certeza en las relaciones humanas permite descargar los costos de transacción que significan las dudas que deben resguardarse con la intervención de terceros para la documentación y juridicidad de la confianza ausente.
Como valor social, la autoridad es la capacidad de dar fundamentación y profundidad a los contenidos de direccionamiento estratégico de una institución (sea pública o privada). La autoridad se hace presente cuando se acepta al poder sin la necesidad de la presión coercitiva de la punición o de las sanciones. Cuando se reconoce a la autoridad hay conciencia de que es un deber propio satisfacer las demandas establecidas por quien en ese momento la ejerce. La auténtica autoridad deriva más del convencimiento que de la obligación. Por supuesto, podemos decir que la característica de las democracias es estar obligado a explicarlo todo, y que en consecuencia la autoridad en una democracia está en sí misma limitada. No se pueden hacer enunciados sin ser discutidos con base en criterios de deliberación acordados previamente. La elección da licencia para gobernar, pero es una licencia entre comillas, pues es necesario colocarla a prueba en cada momento a través de las acciones que se ejecutan.
La influencia utiliza métodos dúctiles de persuasión para su asentamiento y deja a la voluntad del individuo su adscripción o rechazo. Los veintitrés primeros años de este siglo y los últimos del anterior han mostrado la consagración de la superioridad estratégica de la influencia sobre la fuerza bruta (por ejemplo, la potencia militar). En el terreno político encontramos diversos modos de influir, para la democracia liberal es la seducción de un modo más civilizado y humano de convivencia, para los regímenes autoritarios es la desestabilización, la obstrucción y la desconfianza, para quienes poseen los recursos espirituales es la convocatoria de un más allá. La influencia lleva a las personas al testimonio, apela a los intereses bien entendidos y a la inteligencia del otro, pero no necesariamente están sujetos a la verdad. La influencia obliga a quien quiere ejercerla a demostrar su competencia, la legitimidad de su acción y los beneficios que de ella pueden esperarse.
El valor creado desde la legitimidad está relacionado con las acciones deseables para el interés general, adecuadas o apropiadas dentro de un sistema social de normas, valores y creencias. Trasciende a la legalidad y a la capacidad para la acción, es la simiente que da profundidad al direccionamiento social como producto derivado de la alineación del interés particular con el bien común. Las cualidades fundantes de la legitimidad de ejercicio son la reputación y la competencia adquirida a través de la formación y de la práctica.
Los intereses pueden ser negociados, pero no las pasiones y los valores, éstos deben ser comprendidos y tenidos en cuenta en los procesos de gobernanza democrática. No puede interpretarse de modo absoluto, por un lado, que las influencias poseen una naturaleza legítima y aceptable y, por otro lado, que de manera tendenciosa constituirse sean “propaganda” o distorsión deliberada de la realidad para la manipulación. Hay que efectuar una reflexión profunda sobre la naturaleza y lo mecanismos de las pulsiones humanas para comprenderlas e interpretarlas. Si en Latinoamérica el populismo seduce con su discurso; si muchos gobernantes suscitan la admiración de poblaciones y élites, por su postura e identidad autoritaria; si la gente de otras latitudes ven en Recep Tayyip Erdoğan, un carismático líder regenerador del orgullo musulmán es porque existe una demanda social de representación que las ofertas existentes no han podido satisfacer, o porque ya no funcionan otros modelos de gobernanza que fueron más atractivos en el pasado. Es el reto para para el encuentro de una democracia mejorada.
Referencias bibliográficas
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____ Les épreuves de la vie, 2021, Paris, Seuil.
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