La evaluación del rendimiento mínimo para emprendedores en países con fragilidad institucional: el caso Venezuela

¿Es posible invertir en Venezuela?

En nuestro país, la decisión de emprender un negocio por parte de los inversionistas rara vez se somete a evaluación previa formal. No obstante, es indispensable llevar a cabo un estudio de factibilidad para determinar la viabilidad de aplicar los recursos en una actividad económica. De este modo, es posible conocer si el negocio generará suficiente utilidad para cubrir la expectativa de beneficios del inversionista y el pago del financiamiento de largo plazo.

En el ámbito mercantil, es usual que los promotores asuman un negocio porque su intuición les hace pensar que es una buena oportunidad. Hasta el presente, la decisión de invertir en este país no ha sido un asunto que haya requerido la evaluación económica del proyecto. En nuestro medio, se confunde el estudio de factibilidad con el análisis de resultados en términos de costos, precios y utilidad.

El mismo Gobierno supone que la variable clave es el margen sobre los costos, el cual no debe superar el 30 %. Los propietarios también imaginan que el valor de su empresa tiene que ver con ese margen. De manera equivocada, afirman: “las proyecciones y las estimaciones de riesgo son cuestiones sin aplicación en el país”.

Nuestro entorno es de una extrema incertidumbre que hace pensar que es una temeridad invertir. El riesgo soberano (EMBI) este fin de semana (26/07/2023) alcanzó 48.624 puntos, es decir, 486,24 %. Entre los países emergentes desde hace siete años, Venezuela es el lugar más inseguro del mundo. Ese número junto al riesgo del propio emprendimiento definirían una tasa de rendimiento mínimo anual sobre 19,09 % % en $ USD, bien difícil encontrar una opción que alcance ese retorno. No obstante, los hechos refutan esa hipótesis, pues Venezuela hay organizaciones que subsisten o se inician a pesar de esas condiciones adversas.

Desde una perspectiva financiera, hay pocos alicientes para crear una empresa en nuestro entorno económico actual. Esto se debe a la asfixia regulatoria, y a la falta de responsabilidad macroeconómica. A todo lo cual se añade la inestabilidad política y su incidencia en la huida masiva de la gente y la fuga de los recursos financieros del país.

Resulta sorprendente que, incluso en medio de estas condiciones adversas, haya emprendimientos que logren subsistir sin depender de vínculos de conveniencia o preferencia con el gobierno o sus aliados de ocasión. Las respuestas hay que explorarlas fuera del saber convencional de las finanzas corporativas, es allí el lugar donde nos encontramos en la búsqueda de los signos que orientan el éxito de los auténticos emprendedores.

¿Cuál debe ser la tasa mínima de retorno sobre el capital?

Introducción al tema

Las categorías como margen y utilidad sobre las ventas o los costos son mediciones para el control de gestión de la empresa, corresponden al análisis de precio, volumen y utilidad. Son variables que además de servir para evaluar el desempeño, permiten definir estrategias de precio, portafolio de productos y volumen, pero no son las referencias finales para decidir si emprender o no un negocio.

La resolución de crear una empresa o invertir en ella, es una decisión financiera que requiere utilizar como criterio de evaluación el rendimiento mínimo que se debe esperar de los recursos propios y la capacidad de pago de la deuda de largo plazo.

Ahora cuál tiene ser la tasa mínima de rendimiento que el inversionista debe establecer como criterio para el inicio, mantenimiento, ampliación o retiro de un negocio. Una forma de determinar esa tasa es a través los riesgos que deben ser compensados al inversionista: los inherentes al emprendimiento y los del entorno.

Para ello definiremos de la manera más sencilla posible las categorías con las que trabajaremos. Ellas son el riesgo sistemático, el no sistemático y el soberano.

El riesgo sistemático y no sistemático

En el campo de las finanzas, el uso del término “sistemático” se refiere al riesgo que afecta a toda la economía y no a una empresa o a un sector en particular. Este riesgo se propaga por contagio, efecto dominó y cadenas de quiebra, son eventos que pueden conducir al colapso del sistema financiero nacional o mundial.

El riesgo específico o no sistemático depende de la naturaleza individual de cada empresa. Es posible que una firma muestre una tendencia a la baja, aun cuando el mercado de valores o negocios similares estén en alza y las condiciones del entorno sean favorables.

Dentro de los factores de riesgo específicos se engloban los eventos adversos (huelgas, crisis de gestión o malos resultados anuales) y los favorables (la firma de un gran contrato, productos innovadores o perspectivas prometedoras del negocio). Los eventos que ocurren al azar en una sociedad tienen un impacto sobre las fluctuaciones de precios de acciones (volatilidad), pero no pueden ser anticipados.

En definitiva, el riesgo sistemático se refiere a la incertidumbre económica general, al entorno, a lo exógeno, a aquello que no podemos controlar. El no sistemático, en cambio, es específico de una empresa en particular. El riesgo sistemático es determinante en la estimación de la prima del mercado.

La tasa libre de riesgo y la prima de riesgo del mercado

La tasa libre de riesgo es aquella que sin peligro de impago al acreedor. Podemos definir la prima de riesgo del mercado como la diferencia entre la tasa libre de riesgo y el rendimiento mínimo esperado por el inversionista. Por lo tanto, los inversionistas requieren para invertir en una empresa que el retorno esperado sea superior a la suma del rendimiento de una inversión no riesgosa (los bonos del gobierno) más la prima de riesgo del mercado.

Quien piensa invertir en un lugar como el nuestro tiene que considerar, además de la tasa libre y de la prima del mercado, el riesgo país. El resultado debe ser corregido con el uso del EMBI (riesgo soberano). Este último se refiere a la probabilidad de que una nación no cumpla con sus obligaciones financieras debido a eventos más allá del azar inherente. El Riesgo país abarca diversos factores, incluyendo los políticos, económicos y sociales que pueden causar pérdida en una transacción para un país extranjero. Es independiente de las características específicas del socio comercial (clientes, proveedores), pero vinculada al entorno en el que se efectúe la transacción.

El costo de oportunidad del capital (CAPM: Capital asset pricing model)

La tasa mínima de retorno se le conoce como el costo de oportunidad del capital, debido a que es una comparación entre retornos de los usos alternativos de los recursos propios. El costo de capital es la tasa de rendimiento requerida por los accionistas de una empresa con respecto a la que podría conseguir en inversiones alternativas. Se estima utilizando el modelo de CAPM de valoración de activos, según el cual el rendimiento de una inversión es igual a la suma la tasa libre de riesgo más las primas de riesgo del mercado y de riesgo país.

El riesgo soberano o riesgo país

Para el ajuste del costo de recursos propios tomamos como referencia, el marcador EMBI (Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes), el cual es el índice de riesgo soberano presentado por JP Morgan Chase (1). Es la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares, emitidos por Venezuela, y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran “libres” de riesgo.

El costo de oportunidad de capital en países emergentes con debilidad institucional

Una característica de este entorno es la precariedad e insuficiencia de información oficial o certificada sobre las variables necesarias para formular un modelo de determinación de ese costo.

No existe posibilidad para la utilización de modelos que puedan estar sujetos al rigor teórico y a mecanismos de refutación que exige en saber financiero.

La propuesta nuestra es la de formular unas premisas de naturaleza intuitiva con base a investigaciones realizadas en el pasado. De esta forma incorporamos en el riesgo país las incidencias del riesgo soberano y el del propio emprendimiento en evaluación.

Bibliografía recomendada

McKinsey & Company. (2020). Valuation: Measuring and Managing the Value of Companies, McKinsey & Company, 7th Edition. ISBN: 978-1119610885.

Este libro es una guía completa y actualizada sobre la valoración de empresas, que incluye estrategias, técnicas y casos de estudio. La séptima edición de este libro añade nuevos conocimientos sobre temas como la inversión a largo plazo, la digitalización y los problemas ambientales, sociales y de gobernanza. El libro proporciona información importante para comprender y aplicar la valoración de empresas en los análisis financieros y decisiones de inversión.

Pratt, S. P. (2019). The Cost of Capital: Estimating and Applying Cost of Capital to Investment Decisions. John Wiley & Sons. ISBN: 978-0471224013.

Este manual ofrece técnicas probadas y prácticas para estimar el costo de capital y su aplicación en la toma de decisiones de inversión. La tercera edición de este libro proporciona casos y ejemplos actualizados. Es una referencia valiosa para aquellos interesados en comprender y utilizar el costo de capital en sus análisis financieros y decisiones de inversión.

Sabal, Jaime. (2002) Financial Decisions in Emerging Markets. Oxford University Pres. 1st Edición. ISBN-13: 978-0195144598, ISBN-10: 0195144597

Es un manual de finanzas corporativas enfocado en el contexto de los países emergentes y los problemas que presentan, incluida la relativa falta de eficiencia del mercado. El libro revisa la teoría financiera y se centra en las decisiones de inversión y financiación en relación con los inversores en esos mercados. El objetivo es yuxtaponer los supuestos de la teoría financiera con las realidades que prevalecen en los países emergentes y proponer enfoques más relevantes de análisis de la inversión en estas naciones.

Sharpe, W. F. (1964). Capital Asset Prices: A Theory of Market Equilibrium under Conditions of Risk. The Journal of Finance, 19(3), 425-442.

El artículo establece una relación entre el rendimiento esperado de un activo financiero y su riesgo sistémico, representado por su beta. Sharpe proporciona una metodología para calcular el rendimiento requerido de un activo en función de su contribución al riesgo total del portafolio. El artículo es un hito en la teoría financiera y ha influido significativamente en la comprensión de la relación entre riesgo y rendimiento en los mercados de activos financieros.

(1)  El EMBI+ (Emerging Markets Bonds Index) se utiliza como medición del riesgo soberano en países emergentes. Este índice registra el retorno total de los bonos de esos mercados, teniendo en cuenta las ganancias en precio y los flujos por intereses. La tasa libre de riesgo sumada al riesgo país determina el costo de los recursos propios en esa nación. Este total refleja la compensación necesaria de invertir en un entorno con mayor incertidumbre. En resumen, el EMBI+ debe ser sumado a la tasa libre de riesgo para conocer el costo de los recursos propios en un país emergente.


Herramienta para estimar el costo promedio ponderado de la estructura de capital en un país emergente

Autor: Francisco J Contreras M

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