La naturaleza deformante del desorden económico e institucional en Venezuela.

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La asfixia regulatoria da lugar a mercados paralelos, también llamados mercados negros. En esa situación se presentan las asimetrías de información que originan la extracción de rentas por parte de quienes poseen privilegios de información y de acceso, en relación con quienes son discriminados por razones ideológicas o políticas. Toda la trama de privilegios y preferencias, a su vez tiene grados de exclusividad, a lo largo de la cadena de aprovisionamiento logístico del mercado negro.

La deformación de los mercados negros no tiene límites, es una extracción generalizada y amplia del bolsillo del consumidor que día y noche espera para adquirir bienes y servicios con el sufrimiento de estar a la intemperie, inseguro ante el hampa, con el mal comer, sin la adecuada hidratación, sin un sitio para realizar sus necesidades fisiológicas, humillado y asoleado. La entropía social se multiplica, en cada ciclo, el desgaste energético y material dilapidados no pueden revertirse en sus condiciones iniciales, la expoliación generada en ese desorden hace al país tremendamente improductivo, basta preguntarse: ¿Cuántas horas productivas se pierden en búsqueda y colas con el resultado de una posible e incierta compra? ¿Cómo puede un cuerpo mal alimentado laborar? Aun alimentándose y con la sensación de la escasez tallada en la frente: ¿Cómo estar motivado para producir o crear? Si le alcanza algún dinero: ¿Cómo disfrutar algo de su vivir teniendo que estar en alerta permanente ante la inseguridad y asediado por una pandemia? Todos estos eventos dan lugar a una cultura en el individuo de demolición política endógena de los factores democráticos que se suma a la patología ancestral venezolana de la “viveza criolla” ahora con su verdadera faz perversa “el lumpen” que paradójicamente Marx endosó a la burguesía y que ahora los hechos lo desmienten en un país, de los mejor dotados en el mundo por la naturaleza o por Dios.

Con ese cuadro: ¿Será posible que todavía haya ilusos o “interesados” que de verdad crean que con tan solo atender los desajustes macroeconómicos habrá solución?. No hay otra: solo un plan de reformas institucionales y económicas que concluya en la autonomía, independencia y legitimidad de los poderes públicos, podrá asegurar normas y regulaciones no sujetas al aprovechamiento interesado por parte de los grupos de poder, es decir normas sujetas a evaluación de impacto regulatorio. Serán tiempos de la economía de las instituciones y del comportamiento humano,…será.


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