Plan de Reformas Económicas e Institucionales para Venezuela – Primera parte

Plan de reformas económicas e institucionales y los cambios necesarios en la cultura cívica como superación de la crisis venezolana

Primera parte

Francisco J Contreras M

https://www.prosprev.com

Antecedentes y desequilibrios

En Venezuela enfrentamos una situación crítica estructural que hace necesario resolver de manera simultánea la debilidad institucional y el fuerte arraigo cultural del populismo. El tema del populismo es transcendental en el estudio del caso venezolano pues en países con instituciones frágiles tiende a su perpetuación y al autoritarismo.

Durante estos últimos 23 años en nuestro país ha proliferado todo tipo de regulaciones mediante controles de precios, del tipo de cambio, del mercado laboral y del mercado de pagos internacionales. Cualquier intento de control de la manifestación de las variables resultado, al no tratar las causas de fondo, empeora los orígenes de los desajustes económicos.

En el caso de Venezuela, todo lo contrario de lo esperado por los controles, los precios no cesan de aumentar, los mercados negros proliferan, se paraliza la producción, se agotan las reservas internacionales.

Introducción

Plantear un discurso económico sobre la necesidad de un plan de reformas para resolver la crisis de Venezuela no es fácil:

Primero, las propuestas se han circunscrito a una narrativa esencialmente ideológica, política, anclada en el pasado y en desuso incluso en países socialistas.

Segundo, predomina en la comunidad profesional un paradigma macroeconómico de carácter coyuntural enfocado en ajustes de corto plazo sin contenido regulatorio ni mecanismos de respuesta automática del sistema que le mejoren a partir de la incertidumbre y el desorden [1].

Tercero, las manifestaciones de la crisis en forma de inflación, escasez y dificultad para encontrar lo que se busca hacen pensar, en el común de la gente, que esos síntomas son las causas de todos los males, cuando por el contrario son las consecuencias de la mala conducción de la política económica y de las regulaciones extremas.

Cuarto, nuestra tesis es que la superación de la crisis solo será posible con una estrategia de empoderamiento, de promoción del capital social basado en el rescate para los pobres de la confianza, del auto fortalecimiento, del control, del poder y decisión propios de una vida digna de acuerdo con sus verdaderos valores, de la capacidad para luchar por sus derechos.

En Venezuela enfrentamos una situación crítica estructural que hace necesario resolver de manera simultánea la debilidad institucional y el fuerte arraigo cultural del populismo. El tema del populismo es transcendental en el estudio del caso venezolano pues en países con instituciones frágiles tiende a su perpetuación y al autoritarismo.

Durante los últimos 23 años en nuestro país han proliferado regulaciones de todo tipo mediante controles de precios, del tipo de cambio, del mercado laboral y del mercado de pagos internacionales [2]. Cualquier intento de control de la manifestación de las variables resultado, al no tratar las causas de fondo, empeora los orígenes de los desajustes económicos. En el caso de Venezuela, todo lo contrario de lo esperado por los controles, los precios no cesan de aumentar, los mercados negros proliferan, se paraliza la producción, se agotan las reservas internacionales. Todo esto acompañado con intermitentes crisis entre el desabastecimiento y el abastecimiento fuera del alcance del poder adquisitivo de la gente.

La difusión abrumadora de todo tipo de regulaciones, reglamentos, providencias, decretos es en este momento asfixiante, cualquier ajuste que pretenda ser exitoso necesita de reformas económicas e institucionales previas o simultáneas.

Dejar la situación como está, tendrá como consecuencia el ajuste al alza, de manera directa o velada, de las costos, precios y salarios, de la presión tributaria, con un déficit fiscal que se mantiene o aumenta. En nuestro criterio un ajuste macroeconómico de estabilización de precios, de normalización cambiaria con “dolarización”, depreciaciones o devaluaciones sucesivas, de equilibrio fiscal y de cesación de la emisión irresponsable de dinero no se pueden diferir.

Reiteramos que en el largo plazo sin la ejecución previa o simultánea de reformas económicas e institucionales con el propósito de fortalecer la gobernanza del país no habrá éxito sostenible. Los poderes públicos tienen que ser legítimos, autónomos e independientes. Tiene que iniciarse un proceso de simplificación y optimización del marco regulatorio en función de la respuesta esperada del mercado (análisis de impacto regulatorio). No obstante, desde la perspectiva de la economía política no deben diferirse acciones que puedan tener impacto favorable sobre el bien común, no se puede esperar que estén dadas todas las condiciones para el logro de avances en la contención del desorden monetario y la asfixia regulatoria.

Desde hace unos cincuenta años, los éxitos económicos de países con gobiernos autoritarios han sido bien limitados, sólo China lo ha logrado y en menor escala Turquía, Vietnam e Irán. ¿Qué explica el éxito de esos gobiernos autoritarios? Nuestra hipótesis es que, a pesar de su condición, la gobernanza se efectúa a partir de instancias colegiadas de poder, las cuales tienen de manera incipiente los atributos de los poderes públicos, autónomos y legítimos de los sistemas democráticos. Esos atributos son los que aseguran contrapesos de poder que limitan la apropiación y extracción de rentas por parte de quienes ejercen de manera temporal las funciones públicas.

A 40 años de una fallida reforma del estado

Bastante tiempo ha transcurrido desde el inicio de los setenta del siglo pasado cuando se planteó la necesidad de una reforma del Estado. Durante el Gobierno del presidente Dr. Jaime Lusinchi se hizo un intento fallido con la creación de la COPRE[3], sus propósitos específicos guardaban relación con el campo de la política pública, de la reforma tributaria y de su modernización. Lo impostergable, es la sustitución de un régimen fiscal atado al negocio petrolero por uno orientado al desarrollo económico del país, en el entendido, de crear un sistema impositivo menos sensible a los vaivenes de los precios del petróleo y a la rigidez del gasto público.

Van muchos decenios en Venezuela soñando con sembrar el petróleo. Este pequeño relato trata de recordar que sin éxito en nuestro país se ha experimentado con variados tipos de ajustes de naturaleza macroeconómica. Siempre con una convocatoria a diferentes grupos representativos de intereses convergentes con los gobiernos de turno, pero jamás una debida representatividad del país como un todo y mucho menos para asumir una verdadera reforma económica e institucional.

Propósitos de la Reforma del Estado de la COPRE

Desde esos tiempos se había concluido en la necesidad de alcanzar cinco objetivos:

Primero, dar estabilidad a los ingresos fiscales y asegurar una fuente de recursos que permita el ejercicio de las funciones del estado (perspectiva macroeconómica institucional).

Segundo, racionalizar el gasto público, de manera que cada bolívar invertido asegure una gama mayor de metas alcanzadas (perspectiva macroeconómica institucional).

Tercero, fundamentar la política económica en la utilización de estabilizadores automáticos (fiscales, monetarios y cambiarios) en lugar de mecanismos discrecionales (perspectiva macroeconómica institucional).

Cuarto, someter la política económica a la evaluación previa de impactos de modo que no surjan asimetrías de información e incentivos perversos que den lugar al aprovechamiento interesado de la política pública en favor de intereses personales o grupales (perspectiva microeconómica conjetural).

Quinto, asegurar la debida autonomía, independencia y legitimidad de los poderes públicos (perspectiva institucional).

Es algo que debimos hacer desde hace mucho tiempo, el asunto es que nuestros gobernantes y ministros de economía, recuerdan esta necesidad solamente cuando no les queda otro recurso ante una precaria situación económica. Venezuela no ha tenido estadistas interesados en el propio país y su destino, sino caudillos, con mucho afán de pasar a la historia reviviendo elegías patrióticas del pasado. Y que hablar de supuestas repúblicas que jamás existieron y que tampoco existen, percepciones no correspondidas en Venezuela con algo diferente a un pobre ejercicio de retórica para ganar electores o para mantenerse en el poder. Es una gobernanza que se alimenta a costa de una gran mayoría de gente postrada, desesperanzada cuya hambre de justicia la hunde en un perverso desvarío que tan solo aprecia como bienestar el que todos seamos igualmente miserables.

El único logro que puede exhibir el presente gobierno es la sensación de que ahora nos estamos igualando todos en la indigencia. ¿Cuáles planes, cuáles principios? Nada más ocurrencias, largos escritos, declaraciones, todos incoherentes que no califican siquiera como un buen epistolario de buenas intenciones. Igualmente, ¿Cuáles instituciones? Cuando la gente que las representa se designa de manera poco democrática, jamás ha trabajado el oficio, no lo conocen y deciden según su estado de ánimo, pensamos que no podemos hablar de república sino de buenos y malos momentos dependiendo del estado de negocios del petróleo.

Los venezolanos nos transformamos en buhoneros, no solo los de bajo nivel de calificación; muchos profesionales bien formados andan por doquier vendiendo baratijas, en taxis subarrendados, en tarantines, en ese nuevo oficio llamado de gestores de la escasez y en otros propios de sociedades perdidas en la decadencia, aun cuando todavía gocen de juventud. Quienes en estado de precariedad resisten esa brutal pérdida de poder adquisitivo viven en búsqueda informal de lo que no se encuentra o está fuera del alcance de sus ingresos, con el miedo de ser atracados, ser víctimas del hurto, de la estafa y de otros males sociales. Otros huyen del país.

Durante la democracia, hemos presenciado mejores momentos (en comparación con los recientes) entre 1959 hasta casi los finales del decenio de los setenta con crecimiento económico. Luego, otros muy malos, de sobresaltos cuya expresión dominante es el decrecimiento, para cerrar, desde finales de los setenta hasta el presente vamos de pesadilla en pesadilla, creyendo ingenuamente que hemos tocado un fondo, al cual nunca llegamos.

Ilustración 1: Crecimiento del PIB (BCV 1958-2015, FMI estimaciones 2016 y 2022)

Hemos dejado calar en nuestro sentimiento una triste cultura adversa a la generación de riqueza. En nuestro país tener alguna posesión de recursos, alcanzar el éxito económico es visto como pecado. Para ser reconocido hay que vivir a expensas del Gobierno de turno y ser un consuetudinario pedigüeño, este es el mejor camino para el reconocimiento, es la verdadera diferencia entre la Venezuela, de mediados del siglo pasado hasta poco antes de los ochenta y la posterior.

Hasta mediados del siglo XX la cultura existencial fue superior a la de este momento, en ella el logro estaba signado el por la idea de alcanzar algún grado académico, militar o eclesiástico y por una férrea voluntad de trabajo y honestidad a todo trance, éramos gente que llevaba su pobreza con dignidad sin arrastrarla, con su paludismo, con sus limitados recursos, pero con la esperanza de vivir cada vez mejor por sí mismo y no de la mendicidad, o bajo la sombra de algún caudillo de turno.

Los buenos momentos de la democracia correspondieron a los tres primeros gobiernos, período del llamado “Pacto de punto Fijo”, durante esa época la característica no fue precisamente la de una abundancia con base en buenos precios del petróleo. La decadencia de nuestra democracia se inicia con el alza del precio del petróleo, desde ese instante como la droga para el adicto, solo se vive bien el éxtasis, del momento del consumo y en cada ocasión se hará necesaria una dosis más fuerte para vivir mejor y cuando no la alcanzamos, sufrimos dolorosamente el síndrome de la abstinencia. Uno no se imagina cómo es posible que los personeros del actual Gobierno se regocijaran cuando el precio del petróleo era alto supuestamente gracias a su gestión y ahora cuando caen es responsabilidad de una supuesta conspiración internacional, después de haber engullido una impresionante renta petrolera jamás vista.

Podríamos asumir que aquellos tiempos fueron así por existir una visión de país. Aun cuando los gobernantes reflejaran con su actuación una cultura errada de logro, el pueblo por inercia social seguía actuando con su paradigma de éxito personal fundado en la educación y en el trabajo, hasta que al final de los setenta llegó el momento de abandonar ese modo de vida por otro que reza “como vaya viniendo vamos viendo”, “ahora tenemos patria”, “dame una fuercita”. Sin rumbo y por la misma senda, paralela con Argentina, marcharon dos países que alguna vez soñaron, en los cuarenta, tener un lugar en el primer mundo para esta época. Definitivamente el populismo con disfraz socialista tiene en la ruina a los países mejor dotados de Latinoamérica.

PREI_1

Ilustración 2: Inflación y Precio del Petróleo (BCV 1957-2014, a partir de 2015 se asume como como aproximación de la inflación a la variación del valor de la canasta básica del CENDA)

En definitiva, la pobreza en todas sus dimensiones ha sido la situación socioeconómica, política y cultural de Venezuela más importante de la actualidad. Ha sido tan rápida y violenta la irrupción de la miseria que no nos hemos percatado de su magnitud y dejamos pasar un tiempo para la acción de respuesta que quizás nos haga falta mañana.

Como caso insólito, la historia se repite, la política económica en Venezuela se ha limitado históricamente a dos opciones: o se mantiene fijo el tipo de cambio, cuando el negocio petrolero va bien, o se devalúa o deprecia el bolívar, cuando el negocio petrolero va mal. Esto es a nuestro juicio una muestra la irresponsabilidad de quienes han gobernado este país, sean de la IV o de la V República, no hay diferencias. Hemos sido gobernados por gente cuyo interés por el país no supera los límites de una retórica demagógica y populista.

Secuencia caos económico

Ilustración 3: la secuencia crítica de la insuficiencia estructural de reservas internacionales de Venezuela

Se repetirá esa historia de variados ensayos imaginables de ajustes macroeconómicos, ya probados sin éxito en cada caída histórica del precio del petróleo y en cada crisis originada por los males públicos derivados de gobiernos nefastos.

¿Será posible tomar la ruta de los nuevos tiempos que asuma como proyecto nacional un Plan de Reformas Económicas e Institucionales que contenga los cinco puntos señalados al comienzo de nuestro escrito?

Primer equilibrio macroeconómico: el ajuste de pagos internacionales

Ante el desorden cambiario y la mala praxis gubernamental en Venezuela 

Los responsables de formular políticas económicas en Venezuela continúan mostrando la ignorancia más grande en materia económica, como se evidencia en el intento de amordazar el mercado desde el control de las variables resultado[4].

El tipo de cambio es una variable cuyo resultado depende de la buena o mala gestión de la política económica del Gobierno, no se le puede controlar de manera directa, decretando su valor. El mercado de divisas bajo esquemas de control cambiario o de emisión irresponsable de dinero da lugar a mercados negros.

La fijación del valor de transacción de cualquier mercancía depende de su escasez relativa, cualquier intento por fijar el precio, lejos de controlarlo lo hace incierto dando como resultado un valor superior al que resultaría de un mercado libre y sin trabas.

El gobierno pretende que quienes buscan asegurar las operaciones de las empresas, registren como referencia de costo un valor diferente al que realmente tuvieron para proveerse de componentes importados. Es de una ignorancia supina pretender que se pueda sostener una empresa que esté obligada a vender sus productos por debajo del costo.

¿Qué debería hacer un Gobierno con un mínimo de sensatez?

Primero, procurar de manera transparente que el mercado de divisas refleje valores cercanos al deterioro del Índice de Nacional de Precios, ajustado por el Índice de Precios Ponderado de los países con quienes se tiene el mayor valor de comercio internacional, tomando como base el año más reciente durante el cual el tipo de cambio fue libre.

Segundo, permitir un mercado legítimo y libre de divisas, transitorio, en el cual participaría el BCV ofertando y comprando divisas para evitar fluctuaciones extremas en ese mercado. En economías frágiles, la adopción de un sistema cambiario con base en una unidad monetaria extranjera[5], elimina los males de la emisión irresponsable de dinero.

Tercero, suministrar toda la información estadística sobre la economía venezolana, desde el Índice Nacional de Precios al Consumidor y Balanza de Pagos hasta la de los detalles de las Cuentas Nacionales.

Cuarto, influir indirectamente sobre todos los mercados (de cambios, de precios de bienes y servicios, monetarios y laborales) con evaluación previa de impacto regulatorio, a través de regulaciones libres de incentivos perversos por asimetrías de información o por actuación interesada de los administradores de la política económica.

Quinto, procurar el fortalecimiento institucional del país asegurando la existencia de poderes públicos independientes, autónomos y legítimos. En el caso del poder ejecutivo garantizando la transitoriedad en el poder del presidente y su gabinete.

¿Por qué es insuficiente un ajuste del tipo de cambio en ausencia de Reformas Económicas e Institucionales?

Los esquemas en los cuales el tipo de cambio se queda rezagado con relación a la inflación, tienen por efecto la crisis comercial de la Balanza de Pagos, pues los productos de importados tienden a abaratarse en comparación con los nacionales. Como la historia lo confirma y también lo predice la teoría, mientras más se difiere el ajuste, más se deteriora la imagen internacional del país, es así como una segunda fuerza negativa se superpone a la crisis comercial, una débil cuenta de capitales y un bajo aliciente para la captación de ahorros externos para la inversión interna.

Hay que entender que las políticas macroeconómicas de ajuste son respuestas coyunturales que tan solo permiten un respiro mientras se afinan verdaderas estrategias económicas, políticas y sociales que den frente a los problemas de fondo del país. Que, si no se logra el consenso, el apoyo, la sinergia y la movilización de la mayoría de los venezolanos en pro de un proyecto de país, las políticas de ajuste no resuelven, más bien agudizan el problema.

Es usual creer que al depreciar o devaluar el signo monetario se encarezcan las importaciones y se abaraten las exportaciones, es corriente escuchar en nuestro país que no es posible exportar productos no tradicionales porque la moneda está sobrevaluada, así de fácil se concluye que al aumentar lo exportado y disminuir lo importado se revierte la salida de divisas y se relanza el desarrollo económico. Sin embargo, este argumento tropieza con varios obstáculos:

Primero, los productos de exportación, en un mundo globalizado, tienen un componente importado, muchas veces nada despreciable.

Segundo, los precios de los componentes nacionales a la larga se ajustan en alguna proporción a la depreciación. Peor aún, muchos productos con ventajas comparativas de costos se ajustan de forma instantánea al tipo de cambio, tal es el caso de los productos siderúrgicos en Venezuela. A la larga la depreciación requiere, luego de ajustes sucesivos de precios, nuevas depreciaciones.

PREI_3

Ilustración 4: Secuencia recesiva e inflacionaria de una devaluación o depreciación sin reformas económicas e institucionales

En países grandes estas medidas son más eficaces ya que con su gran volumen de comercio afectan los precios internacionales, cuando dejan de importar, los precios en el mercado mundial caen, con lo cual el costo de producir una unidad de poder adquisitivo extranjero también se reduce (es el caso de China y de EE. UU.). Para Venezuela en su condición de país pequeño esos efectos no existen.

Nuestra tesis es que este tipo de política tiene menos efectividad en países como el nuestro y solo ofrecen un segundo aire que tiene que ser sabiamente aprovechado, para lanzar un verdadero proyecto de país por medio del concurso de todos los venezolanos. Lo menos apropiado es lo que está ocurriendo con una lucha fratricida, donde unos pocos quieren imponer a los otros, un proyecto político cargado de ideología fracasada, de revanchismo, de resentimiento y odios.

El único ganador con políticas de ajustes fundadas en el tipo de cambio resultan ser los gobiernos que, gracias a las mal llamadas ganancias cambiarias, pueden compensar monetariamente las insuficiencias fiscales, esta política permite aumentar el gasto público sin medidas impopulares como el aumento de los tributos. Sin embargo, a la larga el efecto inflacionario resulta mayor y más perjudicial para los que tan solo derivan sus ingresos del trabajo. Más temprano que tarde la gente percibe que aun cuando sus ingresos aumentan paradójicamente compran menos que cuando ganaban menos, la presión social no se hace esperar y la inestabilidad política se acrecienta, la confianza se desvanece, los capitales buscan refugio seguro fuera del país.

Se cierra un círculo causal acumulativo que impone la necesidad, como la droga para el adicto, de más depreciación o devaluación y la vorágine sigue, muy pocos se benefician de ello: los funcionarios públicos que poseen información que el resto no tiene y actúan estratégicamente a favor de sus propios intereses sean pecuniarios, políticos o electorales. Otros tal vez puedan compensar el proceso y hasta ganar, las grandes empresas con las que el Gobierno conviene tratos para mantener alguna fachada de éxito, las empresas que han vivido bajo la sombra protectora del estado, con la excepción de esta simbiosis perversa, el resto, la inmensa mayoría, se hunde económicamente y acelera su tránsito hacia la miseria.

PREI_4

Ilustración 5: Secuencia microeconómica de una depreciación o devaluación en ausencia de reformas económicas e institucionales

Segundo equilibrio macroeconómico: fiscal – monetario

La ortodoxia fiscal

La gestión fiscal, para la estabilización de las variables resultado como son: el empleo, la inflación y el crecimiento (PIB), requiere un enfoque anticíclico, formulando un presupuesto con superávit cuando la economía se comporta con niveles de inflación de más de dos dígitos al año, y con déficit, cuando el nivel de inflación es cercano al 2% y hay evidencia de desempleo involuntario.

La política a monetaria requiere para la estabilización de las variables resultado, una emisión irresponsable de dinero adecuada con las metas de empleo, crecimiento y en armonía con la política fiscal. El costo del dinero debe fundarse en tasas positivas de interés en ambiente inflacionario, y levemente negativas en situación recesiva.

La administración del sistema de cambiario debe asegurar la confianza, el ajuste de los pagos internacionales y un adecuado balance de reservas internacionales. El mecanismo de pagos puede ser bajo un esquema de fijación del tipo de cambio a través del mercado, de cambio flexible o por adopción de una moneda extranjera como signo monetario. La única advertencia es que cualquiera de ellas, aisladas por sí mismas, no resuelven ningún problema, sin la debida armonía con el plano microeconómico y bajo un contexto de fortaleza institucional.

Son los fundamentos de una política económica que privilegia la estabilización, la confianza y asegura la correcta intermediación financiera.

¿Por qué son insuficientes los ajustes tributarios en ausencia de Reformas Económicas e Institucionales?

Atrapados en la inmediatez y el apego al poder, al lucro, a la materialidad, a su propia seguridad, a los voceros del Gobierno no se les ocurre otra alternativa diferente a la de recurrir a los impuestos, y desvían los pocos recursos, de quienes sobreviven y producen, para calmar el hambre y la desocupación, es así como transformamos la escasa capacidad de generar riqueza en consumo, se sobrevive al momento con la compra, pero se pierde la capacidad de empleo y de producción.

El problema no termina, pues la misma o más cantidad de dinero circula, mientras menos bienes y servicios se producen, el resultado: más inflación con desempleo. Gira de nuevo la rueda y se acumulan presiones y males que en cualquier momento pueden hacer explosión y definitivamente dar al traste con lo que queda de democracia.

PREI_5

Ilustración 6: Naturaleza inflacionaria de tributos por reasignación ineficiente

La proletarización de la clase media es otro efecto de las medidas económicas al margen de la ciencia económica. El encarecimiento del dinero ha excluido a una gran proporción de venezolanos del mercado de viviendas y de vehículos de pasajeros, consumos representativos de la clase media venezolana. El aumento del IVA (Impuesto al Valor Agregado) y la aplicación de IGTF (Impuesto a las grandes transacciones financieras), reducen el aliciente para invertir, por último, se encarece el crédito (alza de tasas de interés) o desaparece. Todos estos eventos se entronizan con mayor desempleo e inflación, de manera que la clase media disminuye en tamaño y se postra ante las circunstancias. Este grupo social es el que más contribuye con el desarrollo de un país.

PREI_6

Ilustración 7: Proletarización de la clase media

Equilibrio microeconómico y las asimetrías de información

Controles variables resultado: precios, intereses, ocupación y tasa de cambio.

La información asimétrica en la formulación de política económica surge cuando se permite que alguna de las partes, que intervienen en una transacción o relación contractual, maneje un tipo de información que la otra parte no dispone, dando origen a la aparición de comportamientos oportunistas en relación con:

  • La toma de decisiones económicas, en la formación de precios de los bienes y servicios.
  • El conflicto entre quien administra la norma y quienes son sus sujetos de control.

El interés en materia de regulaciones derivadas de la información asimétrica se debe a la preocupación sobre cómo la política económica da lugar al abuso interesado del poder discrecional. Esta discrecionalidad es la que se encuentra en el origen de:

  • Los males públicos como la aparición de mercados negros.
  • La extracción de rentas oportunistas.
  • La corrupción.

Cuando una política económica no anticipa esas posibilidades, surgen conflictos entre quienes compran y venden bienes y servicios y entre los funcionarios que administran y toda la cadena burocrática que asegura la puesta en práctica de la norma, el resultado más visible de estás ineficiencias se reflejan en precios más altos, escasez, desviación de recursos productivos hacia actividades que destruyen valor.

Los conflictos surgen fundamentalmente como consecuencia de la asimetría informativa que se produce entre los individuos cercanos al poder por filiación política o económica y el común de los ciudadanos excluidos por la aplicación rigurosa y sesgada de la norma.

Los que poseen filiación política cercana con el gobierno, debido a su proximidad ideológica con los ejecutores de la política, están mejor informados y tienen un canal de acceso más directo con los funcionarios. Esto los sitúa en una posición ventajosa respecto al resto que no tiene relación con funcionarios en cargos de responsabilidad en la administración pública, de los cuales no reciben información en tiempo real y a través de los cuales resultan injustamente excluidos.

Las asimetrías de información originadas por un cambio preferencial para líneas de productos considerados esenciales.

PREI_7

Ilustración 8: Asimetrías por ausencia de evaluación previa de impacto.

El tratamiento de los problemas de información asimétrica mediante el análisis previo de impacto regulatorio pretende eliminar los efectos de ésta sobre el mercado mediante distintas medidas paliativas como las siguientes:

  • El establecimiento de mecanismos de vigilancia y control a través de la actuación transversal de los poderes públicos con independencia, autonomía y legitimidad, que eviten conflictos de interés y abuso del poder discrecional por parte de los administradores de la norma.
  • La simplificación y optimización de la norma a través de sistemas de incentivos adecuados diseñados en función del comportamiento anticipado de los agentes económicos, en concordancia con el análisis costo / beneficio de la administración de la norma.
  • El suministro de información perfecta sobre los mercados objetivo sin exclusión de ninguna naturaleza.

Las posibilidades de evitar los incentivos perversos derivados de controles diferenciales del tipo de cambio son imposibles de alcanzar, pues la única forma de cumplir con la condición de información perfecta o casi perfecta y de la eliminación del poder discrecional que otorga la norma a los funcionarios, es la sustitución del control de cambios diferenciales por un sistema de un cambio único.

Asimetrías de información por inexistencia e insuficiencia de información oficial.

Los problemas de información asimétrica en nuestro país son frecuentemente obviados en el diagnóstico de la profunda crisis institucional que vive el país, como también está ausente la evaluación de impacto de las extensas y variadas formas de regulaciones de la vida económica y social en el país. Se hace necesario el conocimiento de las secuencias e interrelaciones que surgen con motivo de esas debilidades institucionales.

Se requiere eliminar los efectos de esas perversiones sobre los mercados de bienes, servicios y de otras variables resultado mediante distintas medidas paliativas, que van desde el establecimiento de mecanismos no discrecionales de vigilancia y control hasta el diseño de sistemas de incentivos adecuados para garantizar una situación de información transparente, libre de la posibilidad de comportamientos oportunistas por parte de individualidades o grupos de interés.

Uno de los males públicos producto de la política económica es la ausencia de información oficial no sesgada y oportuna que propaga y multiplica otro de los males de los controles de las variables resultado: los mercados negros.

PREI_8

Ilustración 9: Asimetría por información oficial insuficiente o inexistente

A los efectos directos de las asimetrías de información que dan lugar a sobreprecios en toda la cadena de valor de producción de bienes y servicios hay que añadir la esterilización de fondos que pudieron ser aplicados en la producción de bienes y servicios, los cuales se diluyen en los costos de transacción originados por la multitud de procesos y oficios que destruyen valor como lo son las cadenas informales que operan bajo el manto protector de los mercados negros.

¿Por qué los ajustes sin Reforma Económica e Institucional son insuficientes?

La asfixia regulatoria

La asfixia regulatoria, consiste en el establecimiento de multitud de leyes, decretos, normas, providencias y regulaciones, de confusa y ambigua la interpretación, que permiten amordazar la democracia. De esta manera un gobierno puede mostrar una imagen de aparente formalidad democrática cuando no lo es. Se recrea una cultura de banalización de la arbitrariedad, pues no existe manera de decidir de manera consistente, cuando las normas se contradicen unas con otras. La administración de la justicia deja de estar sujeta a la razón jurídica y pasa a ser un asunto de imposición por la fuerza a través del sometimiento de los poderes públicos. No obstante, el costo en gobernanza para el populista puede ser alto: los extractores de renta pueden terminar como los verdaderos regentes del poder. Un eficiente sistema de asfixia regulatoria deja al ciudadano al margen de la ley, prácticamente todo está sumido a normas contradictorias y de imposible cumplimiento. El estadio superior de un sistema de asfixia regulatoria se alcanza cuando los poderes públicos pierden su autonomía e independencia. La asfixia toma rostro adicional económico a través de la depredación fiscal donde prácticamente la presión tributaria admite pocos costos y gastos deducibles como base de cálculo de la renta. Es el absurdo económico jamás visto en tiempos cuando el grueso de las erogaciones de un emprendimiento es intangible e indirecto.

La asfixia regulatoria permite aumentar el control sobre la vida de las personas, por ejemplo, se crea un Comité de Subasta de Divisas, cuyo objeto constituye administrar, regular y dirigir el Sistema de Divisas de Tipo de Cambio Complementario Flotante de Mercado (DICOM), con autonomía para el ejercicio de sus funciones. Inmediatamente surgen todo tipo de interpretaciones, desde las inverosímiles hasta aquellas rodeadas de “simplismo” lógico:” es una maxidevaluación oculta”, “es un distractor de la opinión pública de los graves problemas del país sin cambiar nada”, y así sucesivamente. El caso es que son medias verdades, partes de una verdad superior: ciertamente el Gobierno utiliza el marco regulatorio para reforzar su poder económico, político y el control social. Sin embargo, necesita establecer orden en el mercado cambiario fuera de control, a la larga un contexto de incentivos perversos que favorece a los extractores de renta con poder discrecional e información privilegiada también perjudica la gobernabilidad pues el poder puede inclinar la balanza en favor de los extractores de renta, en detrimento de quienes ejercen el gobierno. Por otra parte, como el sistema está trabajando en las últimas, con el mismo personal mal remunerado, con una pésima administración del ancho de banda de las comunicaciones y fallos de todos los servicios, una plataforma creada idealmente para resolver el problema lo agudiza, de modo que se recrea un espacio donde convergen las necesidades de quien requiere un servicio con urgencia y un sistema arruinado, lo demás se le deja al lector para que haga sus propias conclusiones. Como el Gobierno sabe de esas circunstancias, se puede valer de las mismas regulaciones para sancionar a quien desee, porque todo el mundo para solventar sus problemas tiene de manera obligada que situarse al margen de la ley. Cualquier actividad simple desde renovar un documento personal, hacer un pago de servicios públicos, solicitar un servicio de conexión telefónica, de electricidad, lo que sea, requiere una cantidad de trámites que obstaculiza hasta las cosas más sencillas de la vida, es el mundo de la asfixia regulatoria. Una vía cómoda para resolver es colocarse en una cola de personas que se anotan con el gobierno y, terminar votándolo y apoyándolo, pues guardan la esperanza de que, alguna suerte les permita transformarse en flamante administrador de una parcela en el ejercicio de ese nuevo oficio de gestor de la escasez de todo, al margen de la ley, pero dentro del sistema de vida social imperante. Es este desorden el que constituye el mecanismo anti frágil del populismo pues se disipan las responsabilidades y todo parece difuso.

Un régimen autoritario con la fuerza de la asfixia regulatoria deja poco espacio para el ejercicio de los más elementales derechos del ciudadano. Los ciudadanos con aspiración de una nación verdaderamente democrática están obligados a conocer, la naturaleza de la asfixia regulatoria mediante el dominio de los aspectos jurídicos y políticos de la defensa de los derechos civiles. La asfixia regulatoria tiene efectos económicos sobre la base productiva del país que se manifiesta en una caída brutal de la actividad económica. Anteriormente, el gobierno, podía por la vía de importaciones masivas, compensar parcialmente los efectos de la baja producción interna, pero, a la larga la destrucción de la capacidad productiva es tan grande que ningún flujo de importaciones puede aliviar la escasez en Venezuela. Es, por ello que pensamos que, el Banco Central de Venezuela dejó de ofrecer información sobre la balanza comercial de Venezuela desde el año 2015 y sobre la escasez desde marzo 2014.

La discrecionalidad arbitraria

Una de las fuentes de mayor arbitrariedad en el país es la aprobación de Leyes Habilitantes, justificándolas con cualquier evento fortuito, leyes que luego se utilizan autoritariamente para legislar con fines distintos a aquellos para los cuales fueron creadas.

La tentación de la acción arbitraria interesada y sus males, productos de la cesión temporal del poder a los gobernantes, se hacen mayor cuando no existe independencia y autonomía de los poderes públicos de los unos versus los otros y alternabilidad del ejercicio del poder en el tiempo.

El ejercicio de gobierno tiene su justificación, en los beneficios derivados de la cesión temporal de poder, ya que permite que una persona o grupo o institución tome decisiones, cuyo consenso social sería imposible y haría insostenible la vida en sociedad. Pero esa cesión tiene efectos secundarios perversos y única forma de paliar esos efectos de manera parcial es por medio de contra poderes y mediante la alternabilidad en el poder.

Si las respuestas a las siguientes interrogantes nos parecen capciosas, entonces hay ausencia de análisis de impacto regulatorio: ¿Cuántos miembros del poder judicial ejercen sus cargos con carácter provisorio?, ¿Cuántas veces el poder judicial ha sido blanco de insultos y presiones desde los otros poderes públicos?, ¿Cómo se puede justificar que haya medios escritos sin problemas de suministros de papel y otros con colosales barreras para conseguir papel?, ¿Cómo es eso de que una Alcaldía aumente los tributos a niveles de porcentajes sobre los ingresos brutos?. De la manera como se responda a esas cuestiones, el lector podrá comprobar la existencia del poder arbitrario.

El origen de la crisis venezolana no está en los desajustes macroeconómicos, éstos constituyen la correa de transmisión de los males públicos que se manifiestan en inflación y recesión. Toda regulación a espaldas del mercado, sin las debidas consideraciones microeconómicas de impacto regulatorio y en condiciones de debilidad institucional, solo puede dar lugar al desastre económico.

PREI_9

Ilustración 10: Hiperinflación y depresión económica bajo ajustes sin reformas económicas e institucionales.

Creemos que el momento no admite el tipo de ajustes parciales de naturaleza macroeconómica que se acompaña de un epistolario de buenas intenciones en acuerdos entre el Gobierno y gente que no representa a la mayoría de los venezolanos. De esa manera abonamos el camino de una mayor pobreza.

En una crisis de múltiples connotaciones, no únicamente económica, sino también, moral, ética y política, además con una necesidad, que no admite retraso, de crecimiento económico, de acumulación de capital, no se puede pensar en otra alternativa que recurrir al ahorro externo, en forma de inversiones extranjeras y abaratando el crédito internacional. No olvidemos que el capital no tiene patria y que fluye hacia donde existe seguridad y confianza; y estas solo se restituyen y mejoran:

Primero, cuando existen instituciones públicas autónomas, independientes y bien sustentadas democráticamente.

Segundo, cuando la política económica no da lugar a asimetrías de información, a incentivos perversos o abuso de poder discrecional. De allí la importancia de la evaluación previa de impacto regulatorio para evitar los males públicos como corrupción y desviación de bienestar hacia individualidades o grupos, cuyos intereses no son los del país.

Definitivamente, reiteramos los funcionarios públicos, comenzando por el presidente, tienen que ser servidores públicos, con el mínimo poder necesario para ejercer sus funciones. Los gerentes públicos son conserjes que administran transitoriamente los recursos de la Nación y no dueños de hacienda, son simplemente administradores temporales de la Hacienda Pública, no propietarios de un fundo llamado Venezuela.

¿Cuáles serían los buenos signos de una salida a la asfixia regulatoria?

Primero, ampliación de la base de apoyo para la paz y la democracia: el acuerdo entre la tendencia democrática del chavismo que crece se organiza y está dispuesta a alinear sus esfuerzos con los factores democráticos y viceversa también. Tolerancia, diversidad de pensamiento, transitoriedad en las funciones de cargos de dirección de los poderes públicos de carácter ejecutivo, la autonomía, la independencia y la legitimidad de los poderes públicos son puntos de encuentro. Igualmente, la optimización del marco regulatorio para evitar el abuso del poder discrecional, el uso interesado de información privilegiada y la asfixia regulatoria como medio de sometimiento y sumisión. El país requiere un consenso amplio, activo y decisivo en la lucha contra la pobreza a través del empoderamiento, de manera que los pobres y excluidos tengan oportunidad de liberar sus capacidades y rescatar su dignidad desde sí mismo y no por la venta de su conciencia a través de las dádivas del populismo y de la demagogia.

Segundo, la elaboración de alternativas al populismo autoritario que se están formulando para ofrecer una opción clara, convincente, consistente e inclusiva de país. Un plan que permita el inicio inmediato de un programa de reconstrucción económica e institucional con apoyo internacional. Un consenso programático sobre la base del talento humano más avanzado que posee la nación, desde sus centros de enseñanza superior y de sus academias científicas.

Referencias bibliográficas

  1. Es lo que denominamos en este trabajo antifragilidad. Antifragilidad es una categoría desarrollada por el profesor Nassim Taleb, en su libro, antifragilidad: las cosas que se benefician del desorden. Hace referencia a los sistemas que aumentan en capacidad, resistencia o robustez como consecuencia de errores, defectos, ataques, o fracasos. Como Taleb explica en su libro, la antifragilidad es fundamentalmente diferente de los conceptos de resiliencia (es decir, la capacidad de recuperarse de errores) y la robustez (esto es, la capacidad de resistir el fracaso). El concepto se ha aplicado en el análisis de riesgos. Hay cosas que crecen especialmente cuando se exponen al azar, al riesgo y a la volatilidad (como los emprendedores) y en una sociedad donde creemos que, al eliminar el riesgo, también eliminamos esa capacidad de respuesta que es en realidad el núcleo de progreso de cualquier época. Nassim Nicholas Taleb (2012). Antifragile: Things That Gain from Disorder. Random House. ISBN 9781400067824.

  2. Son las denominadas variables resultado: costos, precios, salarios, tasa de interés y tipo de cambio.

  3. Creada por decreto del presidente Jaime Lusinchi, N° 403, del 17 de diciembre de 1984.

    Comisión Presidencial Para la Reforma del EstadoVenezuela 1984-1999: 15 años de historia.

  4. Precios, tasa de interés, salarios, costos y tipo de cambio.

  5. Es la propuesta de dolarización de la economía.

Un comentario sobre “Plan de Reformas Económicas e Institucionales para Venezuela – Primera parte

Deja un comentario