La capacidad de ensoñación
Si bien la capacidad de ensoñación es ilimitada, menos lo son las opciones disponibles, pero mucho menos suelen ser las acciones que transforman esos sueños en realidades. Existen restricciones, existen tendencias pesadas e incertidumbre que limitan y condicionan la anticipación creativa del futuro.
Todos vamos tras la búsqueda de un mundo mejor y podríamos coincidir en el deseo de un Carabobo seguro, sin contaminación, con empleos y remuneraciones dignas, sin ruido, sin congestionamientos, como en los programas de entrenamiento, en liderazgo, en autoestima, en creatividad, cuando todos sonreímos plenos de felicidad, alejados del día a día. Esa capacidad de ensoñación para dramatizar la realidad de manera lúdica es necesaria, porque es la fuente de motivación que asegura el esfuerzo retador de hacer las cosas diferentes, para esperar un deseado futuro diferente. La ensoñación es condición necesaria más no suficiente.
Al contrario de los sueños, el inventario de opciones no es infinito, es limitado, el espacio geográfico disponible en Carabobo está determinado y puede más bien reducirse por deterioro ambiental y por el crecimiento demográfico. Carabobo en términos agrícolas tiene escasa posibilidad de desarrollo, su potencial se limita al sector avícola, al sector porcino y al sector piscícola, dada la condición industrializada y altamente productiva de estas actividades, lo suficiente para compensar los costos de transacción de la mala política pública.
Ante el crecimiento poblacional y la concentración industrial, la manufactura evidentemente evolucionará hacia áreas específicas, poco empleadoras y tecnológicamente avanzadas, derivará como actividad hacia una industria de alto valor agregado, limpia y de crecimiento inercial.
Es la imagen de un Carabobo en desarrollo en armonía con el medio ambiente, con su espacio, con su crecimiento demográfico.
¿Qué resta entonces como posibilidad? La respuesta: los servicios.
En Carabobo la población crece, cada vez menos o igual, pero crece. La dotación de factores (institucionales, humanos, naturales, geográficos, tecnológicos) señala una clara vocación futura de servicios (centro internacional de trasbordo, finanzas, comunicaciones, recreación, cultura).
Entre males sociales, sueños, oportunidades y restricciones evidentemente existe la posibilidad de anticipar un futuro deseable, factible y retador que justifique un esfuerzo social hoy para asegurar la supervivencia de nuestra cultura en el tiempo, al año 2032, al año 2042 al año 2050. Esta es una tarea prospectiva. La prospectiva requiere, en el ámbito donde se aplica, una visión compartida, legitimada por la comunidad a la cual va dirigida. La prospectiva no constituye un proceso para formular augurios, tampoco un ejercicio adivinatorio y mucho menos un oráculo para la anunciación de profecías. Es la anticipación creativa de futuros mediante la reflexión y el acuerdo social.
La experiencia política de Carabobo, en sentido prospectivo ha sido un desastre, no hay documentos, estudios, discusión, propuestas sobre el Carabobo que aguardamos, priva en nuestro medio un discurso intensamente político centrado en lo inmediato, es este lugar ya la gente ni se moviliza cuando hay elecciones.